«Los bares están pagando los platos rotos de la ciudadanía y los políticos»

Así que según las nuevas medidas anunciadas el miércoles por el lehendakari, Iñigo Urkullu, hasta que el lunes no se revise la tasa de incidencia acumulada –se elaborará un listado los lunes y jueves–, los bares y restaurantes de Arrigorriaga tendrán que mantener sus persianas bajadas. «Con el problema de contagios actual me parece que todas las medidas son pocas. Lo siento por los bares, pero el número de positivos ha caído desde que están cerrados», valoraba María Ángeles. Su opinión en absoluto es general.

La mayoría de los residentes creen que se está volviendo a «criminalizar» a los hosteleros. «Están pagando los platos rotos de los políticos y de la propia ciudadanía. Los bares no son culpables de que los clientes hagan lo que quieran. Si de verdad hubiese responsabilidad ciudadana, durante un tiempo habría que cerrar todo para poner fin a esto», sentenciaba Izaskun Doiztua mientras tomaba un café en la calle. «Lo que hace falta es un equilibrio», sumaba. Su compañera de mesa, Lucía Palazuelo, todavía es más crítica. Para ella carece de sentido que los habitantes de Arrigorriaga se puedan mover a otros lugares del territorio a consumir. «No tiene lógica que a ellos les mantengan la persiana bajada mientras los demás nos podemos ir al pueblo de al lado a tomar algo. No lo entiendo», argumentaba. «Es un cachondeo. Seguro que después de las navidades volverán a encerrarnos. Así funciona esto», reprobaba Carmen.

Otros, como Fernando Ortiz, se preguntaban qué pasará si se cambia el rojo por el naranja, y viceversa, otra vez. «Medias tintas no, o abren o cierran, pero no pueden estar hoy sí y mañana no», denunciaba el vecino. No era el único. La cuestión también preocupa, y mucho, a los hosteleros. «Los contagios que se produjeron en la escuela de Abusu creo que han incrementado la tasa porque Arrigorriaga se extiende hasta allí. No obstante, está claro que la gente sigue sin ser del todo responsable. Y las nuevas medidas son de todo menos una solución», lamentaba Joana García, trabajadora del bar Mississippi.

Para María José Ayuso, responsable del bar Imara –un clásico en el municipio–, todo es «muy injusto» y no llega a comprender por qué no se les permite tener las terrazas abiertas cuando la gente consume libremente por distintos espacios de la localidad. «Nosotras cerramos el 7 noviembre y hasta que no se aclaren las nuevas medidas así seguiremos. Un local no puede estar abriendo y cerrando. Además, las ayudas son muy escasas y los gastos no esperan a que mejore la situación», confesaba.

Precisamente, a la espera de que se concreten «más» las medidas también se encuentra el Ayuntamiento. «Nos están llegando mensajes contradictorios. Somos conscientes de que estamos ante una situación muy difícil, pero es más necesario que nunca enviar mensajes claros y transparentes a la ciudadanía», manifestaba la alcaldesa, Maite Ibarra. Y una vez más volvía a pedir a sus vecinos que actúen con «responsabilidad». «Las navidades están ya aquí pero el virus no se ha ido de vacaciones. Esto nos exige a todos hacer un esfuerzo especial y no podemos relajarnos», subrayó la regidora.