leire pérez
Lunes, 7 de noviembre 2016, 12:59
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Decenas de amigos, compañeros y familiares han despedido esta tarde al que fuera alcalde de Basauri desde 1983 a 1991, el socialista Carlos Berrocal. En la madrugada del domingo falleció a los 66 años a causa de una larga enfermedad con la que convivía desde ... hacía cuatro años. La secretaria general del PSE, Idoia Mendia; su homólogo vizcaíno, Mikel Torres; Rodolfo Ares, José Antonio Pastor y el exlehendakari Patxi López han sido algunos de los cargos del partido que se acercaron al tanatorio de la Avenida Cervantes, al que también han acudido representantes de otras formaciones, como el juntero de EH Bildu Zigor Isuskiza, y varios exregidores, entre ellos los jeltzales Rafa Ibargüen y Roberto Otxandio, que le sucedió en el cargo.
La exalcaldesa socialista Loly de Juan le recuerda como alguien «reflexivo, tranquilo, coherente y dialogante». Soraya Morla, actual portavoz del PSE en el municipio, subraya que «fue un gran alcalde y una muy buena persona, mi primer referente socialista. Tenía 12 años cuando gano la alcaldía y fue un día muy significativo».
El actual mandatario local, Andoni Busquet (PNV), también ha asistido al acto y recuerda a Berrocal como «una de esas personas de una pasta especial, que con pocos recursos y mucho trabajo hicieron que Basauri mejorara mucho y avanzara hacia lo que es. Era una persona muy sencilla y humana, siempre dispuesto a arrimar el hombro y a llegar a acuerdos por el bien común. Su huella estará siempre presente en su pueblo».
Y es que accedió al cargo con 33 años y, dos meses después, se topó con las riadas de 1983, que anegaron en agosto el municipio. Le tocó entonces echarse a la calle y quedarse varias noches en vela acompañado de su gran amigo y teniente de alcalde, Iñaki Martínez. «Llevaba sólo dos meses en el poder y de repente me vi inmerso en una catástrofe para la que nadie estaba preparado», explicó Berrocal hace seis años, en un homenaje a los alcaldes de la localidad.
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Polideportivo y teatro
Fue, de hecho, el encargado de reconstruir las calles y de dotar a la localidad de servicios como el nuevo Social Antzokia, el polideportivo y los ambulatorios. El salto a la política le llegó tras varios años comprometido en la fábrica de Edesa, en la que, según sus compañeros, participaba en «reuniones clandestinas». También estuvo en el Gobierno vasco como director del área de Empleo. Consciente de que la política era «un ir y venir», terminó su vida profesional en una Edesa reconvertida en Fagor y en el consejo social, desde donde volvió a su juventud luchadora.
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