El restaurante del Hotel Armiñe de Basauri cierra «por sorpresa» y deja a 10 trabajadores en la calle

Los vecinos de Basauri no hablan de otra cosa, mientras los trabajadores y el director del complejo están anonadados por la súbita maniobra. «El miércoles nos convocaron a una reunión y nos dijeron que el jueves se cerraba. Nos tendrá que pagar Fogasa, ya que el jefe ha decretado un ERE por extinción al declararse insolvente», desveló una de las empleadas afectadas.

La mayoría de los miembros de la plantilla no acaba de explicarse cómo, después de acumular de media más de diez años en la empresa, el jefe ha decidido hacer las cosas de esta manera. «Estamos alucinando», reconocieron. Y no sólo porque les haya dejado en paro, sino porque el gerente del establecimiento tampoco avisó a los proveedores y mucho menos a los clientes, «con los que ha estado concertando reservas hasta el mismo miércoles. Este restaurante tiene un prestigio y no se pueden hacer las cosas así. Teníamos este fin de semana una comida muy importante, 50 personas a las que ni siquiera ha avisado de que cerraba para que buscasen otra opción. Y los proveedores venían hoy a la puerta preguntando qué pasaba», concretó una de las trabajadoras.

La plantilla tampoco es capaz de explicarse que un restaurante que ofrece 70 comidas al día pueda echar el cierre con tantas urgencias. «Sabíamos que algo pasaba, porque ya no teníamos tantos productos y muchas veces nos mandaba a comprar al supermercado. Pero no trabajábamos mal», asevera la empleada, para quien «los problemas a la hora de indemnizar a una excompañera» podrían tener mucho que ver con lo sucedido. Todo son suposiciones porque, según reconocía la afectada, el empresario «dice que no podía sostener el negocio más, que ha puesto mucho dinero y que se ha arruinado».

Riesgo empresarial

Desde la dirección del hotel, por su parte, reconocieron haber «llegado a ofrecerle nuestra ayuda para que se mantuviese a flote. Esto nos afecta muchísimo. Hemos amanecido sin servicio de desayunos y con el hotel lleno», explicaron desde la dirección. Según las mismas fuentes, el máximo responsable del establecimiento tuvo que exigir al gerente que hablara con sus trabajadores. En su opinión, podría haber tomado otras medidas, como «haber echado solo a unos pocos» para evitar el cierre. Además, la propia dirección reconoció que el arrendatario del restaurante le ha dejado una deuda, aunque rehusó cuantificarla.

Quienes sí lo hicieron fueron los trabajadores. «Son 50.000 euros al hotel, más lo que deba a los proveedores», aseguraron, y remarcaron que a ellos tampoco les ha pagado el mes de enero «y se ha limitado a decirnos que abonará nuestros sueldos cuando pueda». El gerente del local niega la mayor. «No les debo ni un euro, pero el riesgo empresarial siempre está ahí y debe ser soportado por todos los agentes implicados».

Sus asalariados, sin embargo, no opinan lo mismo. «Hemos estado siguiéndole y parece que está montando otro local en Bilbao, adonde se ha llevado a dos compañeros», denunciaron. Con la intención de tomar las medidas legales pertinentes, estos diez empleados ni siquiera pueden acudir a ayudar al director del hotel, que ha tenido que reabrir la cafetería por su cuenta y contratando a un camarero externo. «Ya tengo a alguien interesado en la gestión del restaurante, así que pronto volverá a estar en funcionamiento», garantizó.