«Necesito oxígeno las 24 horas del día»

Francisco López también espera unos pulmones nuevos. Su caso es diferente. El amianto es el culpable de que haya perdido el 35% de su capacidad respiratoria. «Salvo cuando duermo, necesito oxígeno», comenta. Al contrario que Nuria, está deseando que le trasplanten «para llevar una vida sin tantas limitaciones. Me cuesta mucho andar y seguir a mi nieta...», se queja.

Carlos Romay ha tenido que trasladarse a un piso con ascensor porque la EPOC le impedía subir las escaleras. «Te cambia la vida; no soy lo que era. Me canso al menor esfuerzo», relata. Este vecino de Orduña practica bicicleta cincuenta minutos y camina a diario. «Hago al menos 10.000 pasos. No quiero acabar en silla de ruedas».

A Alfonso, la fibrosis pulmonar le ha llegado por varias vías: el tabaco y el trabajo en granjas de aves y almacenes de pintura. «Llevo tres años diagnosticado. ¿Cómo me lo tomé? Como si me hubiera caído una teja en la cabeza. Me ha tocado». Como sus compañeros, es muy disciplinado con el ejercicio. «Hago todo lo que puedo para tener la mayor capacidad pulmonar».

Hace dieciocho meses, la EPOC se presentó en la vida de Julián Gandarias, de 79 años, después de 20 sin fumar. «Empecé a fatigarme mucho. Tenía que parar cuando caminaba», comenta. No tiene terapia de oxígeno y se esfuerza en practicar lo que le enseñan en el hospital. «También hago bici en casa», dice sin perder la sonrisa.