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Esperanza y Compañía fue el principal exponente de la pujante industria armamentística de Euskadi. La compañía fundada en 1925 por Juan Esperanza Salvador –que ya ... había creado unos años antes otra empresa de armas en Eibar– era considerada como un referente en la fabricación de armas de guerra y a finales de los 70 llegó a ser la principal exportadora de España. Su primera sede estuvo en Gernika, pero en 1933 se estableció en Markina. Empezó produciendo pistolas, pero no tardó en ampliar el abanico de productos y adquirió renombre por sus morteros. Las revistas especializadas hablaban de la «calidad» y la «eficacia» de sus armas de «tiro curvo», muy demandadas por «numerosos ejércitos de los cinco continentes».
A lo largo de sus cincuenta años de actividad, Esperanza y Compañía estableció relaciones con todo tipo de clientes. Su principal comprador eran las fuerzas armadas españolas. Pero la empresa de Markina hizo negocios con Marruecos, en Colombia, Egipto, en la guerra de los Balcanes... Suministró armas durante la crisis del Canal de Suez. Incluso vendió morteros a los muyahidines que lucharon contra la Unión Soviética en Afganistán. Sus vendedores viajaban por todo el mundo para colocar sus armas de infantería. Según la revista Defensa, en 1982 tenía capacidad para producir 100 morteros y 3.000 granadas al día. Su facturación neta ascendía a dos mil millones de la antiguas pesetas, 12 millones de euros.
Atentado de Ispaster
La historia de Esperanza y Cía está llena de sorpresas. La empresa tuvo una estrecha relación con Otto Skorzeny, el jefe de los comandos de la Alemania nazi y que llegó a ser considerado «el hombre más peligroso de Europa». Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Skorzeny se refugió en España. Según diversos estudios y publicaciones, comenzó a colaborar con la empresa vizcaína diseñando nuevas armas. También le sitúan como uno de los vendedores de los denominados morteros Ecía.
La empresa realizaba los ensayos en la playa de Laga hasta 1982. De hecho, fue durante una de estas pruebas cuando la firma se vio envuelta en uno de los atentados más mortíferos de ETA. Seis guardias civiles que custodiaban uno de los camiones de la firma, que transportaba los morteros desde Markina hasta Laga, fueron asesinados durante una emboscada en Ispaster. Los agentes fueron acribillados desde el lado izquierdo de la carretera con fusiles de asalto, subfusiles, una escopeta de caza, una pistola y granadas de mano. Este atentado propició la creación de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR).
No fue el único atentado de ETA contra la empresa. En 1985 la banda terrorista asesinó a José Martínez Parens, el jefe de personal de Esperanza y Cía. Tres etarras dispararon por la nuca a este vecino de Markina al terminar su turno de trabajo. Su mujer estaba a 300 metros con la hija menor de la pareja.
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