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El fútbol y los toros pueden parecer mundos separados, con escasos puntos de contacto, pero lo cierto es que en Bilbao siempre han mantenido una relación cordial y de mucho roce. El Club Cocherito -que, por cierto, está en el edificio donde el ... Athletic tuvo su primera sede- quiso renovar ayer ese vínculo tradicional, resumido en unas cuantas fotografías: desde el blanco y negro de las remotas figuras del balompié metidas a toreros ocasionales, hasta el color de Karanka o Etxeberria posando sonrientes en Vista Alegre, el matador Dávila Miura de visita en San Mamés o, cómo no, Iván Fandiño luciendo con orgullo la camiseta rojiblanca. El último episodio de esta historia compartida se pudo presenciar ayer mismo en el salón del club, con un coloquio «mano a mano» entre Iker Muniain, delantero del Athletic, y Gonzalo Caballero, diestro madrileño afincado en Sevilla.
Muniain, de 25 años, y Caballero, de 26, son amigos desde que el futbolista se puso en contacto con el torero a través de las redes sociales, después de estremecerse al ver en YouTube imágenes de una corrida en la que entró a matar sin muleta. «Tengo una afición muy fuerte por los toros. Desde bien pequeñito, siempre he estado metido en este mundo: en San Fermín iba a la plaza con mis abuelos o con mis padres», explicó el delantero navarro, que a través de los años y el contacto con profesionales ha ido adquiriendo conocimientos sobre tauromaquia. «Aprendes más cosas, aunque ellos dicen que de toros no entienden ni las vacas. En Bilbao suelo ir siempre que puedo, y también he estado en Las Ventas, La Maestranza, Santander, Pamplona... Me gusta moverme cuando hay una corrida chula», dice.
Curiosamente, de crío, Gonzalo Caballero soñaba con ser futbolista. Incluso llegó a jugar con los alevines del Real Madrid. «No quería decirlo por vergüenza», bromeó. Hoy, no obstante, su corazón es también rojiblanco, pero del Atlético de Madrid, «ese equipo que fundasteis vosotros».
Entre los jugadores históricos del Athletic que participaron en festejos taurinos destaca ‘Pichichi’, de quien se llegó a decir que toreaba igual de bien que jugaba al fútbol. En 1915, su faena en la becerrada de la Asociación de la Prensa fue premiada con oreja y vuelta al ruedo. «En el primer tercio marcó una verónica magistral -relataba al día siguiente ‘El Pueblo Vasco’-; en el segundo, puso un excelente par de banderillas y a la hora de matar, después de una faena adornadísima, en la que sobresalió un pase natural que no lo daría mejor Joselito, acertó a herir pronto y bien».
A lo largo del coloquio, Caballero y Muniain exploraron paralelismos entre sus respectivas carreras, como la difícil experiencia de alejarse de sus familias cuando eran aún adolescentes o la renuncia forzosa a algunos placeres de la juventud. Incluso hallaron un punto de contacto entre Lezama y la Escuela de Tauromaquia de Madrid, donde se formó el matador: su escrupuloso respeto por las tradiciones y los símbolos. «En Lezama les enseñan desde pequeños el amor al club. Un día, en el ascensor de su casa, Iker me dijo algo: ‘Prefiero ganar una Copa del Rey con el Athletic que tres Champions con el Barcelona’. Aquello me impactó», relató Caballero.
El futbolista, por su parte, expresó sin rodeos su admiración por el amigo torero: «Está jugándose la vida. ¿Qué se le pasa por la cabeza para ponerse ahí? A la figura del torero, que hoy no está muy bien vista por parte de la sociedad, debemos darle más fuerza, debemos ensalzarla: salen del hotel sin saber si van a volver, y eso es impagable, es una de las cosas más grandes que puede haber». Acerca de los antitaurinos, argumentó que «mucha gente habla sin haber ido nunca a una corrida ni haber visto cómo se cría el toro bravo, los privilegios que tiene».
En el turno de preguntas del público, un asistente quiso saber cuál de las dos profesiones elegiría Muniain para su hijo, que acaba de cumplir 3 años. «Prefiero que sea futbolista que torero, porque, si no, voy a pasar mucho miedo, ja, ja... Aunque Gonzalo le regaló una muletita pequeña y de vez en cuando la sacamos». ¿Y qué hay de él mismo? ¿No ha soñado nunca con triunfar en los ruedos? «A veces he pensado que, si no fuese futbolista, a lo mejor sí sería torero. Pero luego veo una corrida y me cago de miedo».
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