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Hay fiestas que pueden ser muy serias. Como la deportiva celebrada este domingo en la explanada del Guggenheim. Más de 10.000 personas se reunieron para participar en una carrera en la que lo jovial estuvo por encima de lo competitivo pero en la ... que, sobre todo, se impuso la solidaridad. Se trataba de la sexta edición de la Carrera contra el cáncer de mama que organiza la asociación Acambi para recaudar fondos destinados a la investigación contra este mal.
Más de 10.000 personas de todas las edades completaron el circuito de 5 kilómetros por ambas márgenes de la ría. Poco antes de empezar, Maite Elorriaga, presidenta de la Asociación de Cáncer de Mama de Bizkaia - Acambi explicaba que «esta carrera es la culminación del trabajo de todo un año». Un esfuerzo «que merece la pena. No hay más que mirar alrededor», decía señalando a la multitud, entre la que se podía ver a Josu Erkoreka, portavoz del Gobierno vasco, y al alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, acompañado por parte de la corporación municipal. «Hemos superado el dinero recaudado el año pasado», se felicitaba Elorriaga. Entonces «conseguimos 50.575 euros y esta vez han sido 51.804». La mayor parte, «50.000, vienen de los dorsales, y 1.804 del dorsal cero», el que ofrecimos a quienes no podía participar pero aún así querían hacer una aportación.
Elorriaga y sus compañeras podían decir este domingo aquello de 'misión cumplida', porque los dos objetivos de la prueba se alcanzaron con creces. Eran «promover el ejercicio y los hábitos saludables, y apoyar la investigación. Este dinero que hemos recaudado va a un proyecto que lidera la doctora María del Mar Vivanco», del CIC Biogune, el Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias.
La científica señaló que «una de las cosas que se sabe hoy en día es que el ejercicio es muy importante para prevenir el riesgo del cáncer de mama». Por ello es «una idea estupenda de Acambi celebrar esta carrera y una gozada estar aquí y ver todas estas camisetas rosas». En cuanto a la enfermedad, explicó que «la supervivencia ha aumentado mucho, pero el objetivo es alcanzar el 100%, y para ello la investigación es fundamental».
La marea rosa de este domingo estaba formada sobre todo por mujeres. «Hay poquitos casos de esta enfermedad en los hombres, pero ojo, que también los hay», señalaba Elorriaga. «Pero lo importante es que cada año hay más hombres en esta carrera. Vienen porque la enfermedad ha afectado a su amatxu, a su hermana, a su compañera, a la amiga». Tenía razón.
Maite Elorriaga | Presidenta de Acambi
María del Mar Vivanco | Investigadora del CIC Biogune
Este domingo, se preguntara a quien se preguntara, todo el mundo conocía a alguien tocado por este mal: «Una amiga». «Mi madre». «Una compañera del trabajo». «Una vecina»... Víctor Zamorano, el primer corredor de la categoría masculina que entró en meta, cuando la cola de la carrera aún no había partido, iba a entregar su camiseta rosa «a una amiga a la que diagnosticaron esta enfermedad en febrero», dijo. Los testimonios eran intercambiables, aunque se preguntara a corredores solitarios, parejas, jóvenes, mayores, familias enteras, unas cuantas con sus perros ataviados con la camiseta rosa de la prueba. Como Telmo, un perro de aguas que acompañaba su familia humana formada por Gerardo García, Chelo Sánchez y la hija de ambos, Enara, que resumía el espíritu de todos los asistentes: «Venimos por solidaridad. Hay que apoyar la investigación». Sus palabras podrían atribuirse a todos los asistentes.
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