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Quizá todo se resuma en los primeros segundos del Pleno de ayer, esa jornada anual en que las Juntas Generales celebran la Asamblea de Electas y homenajean a las mujeres en vísperas del 8-M. Allí siempre se habla de avances, porque el siglo XXI ... se está escribiendo en femenino y se recuerda de dónde venimos, un tiempo oscuro en que permanecieron invisibilizadas. Así llegaron a Gernika 116 junteras, de la actual y de anteriores legislaturas, que hicieron su entrada en la Cámara unidas por una hilera de pañuelos que mezclaba motivos del Árbol de Gernika y los colores morados que identifican al feminismo. Y, entonces, de pronto, la costumbre y su inercia aplastante cobró vida. «Antes de empezar, una cosa. No hay nadie sentada en la primera fila. Por favor, que bajen junteras a las primeras filas», pidió Ana Otadui, la presidenta de las Juntas. Porque siglos en la sombra de la actividad pública, demasiadas veces a un lado y pocas veces al frente, hacen que incluso en su día les cueste ocupar su espacio.
La de este viernes fue la cuarta edición de una cita que se consolida en el calendario político gracias al apoyo de las Juntas, Emakunde y Eudel. Tras la lectura compartida por seis ediles de la declaración del 8 de Marzo, Otadui recordó que «al restaurarse la Cámara con la democracia sólo había dos junteras. Hoy somos mayoría». «La lucha por la igualdad es una cadena en la que otras mujeres han conquistado derechos y han dado pasos. Debemos hacer que esa cadena no se rompa y se fortalezca con las jóvenes», aportó.
Tras ella intervinieron cinco junteras de diferentes mandatos, Gloria Ucar (PP), Ana Tellería (Podemos), Janire Galarraga (PSE), Irune Soto (EH Bildu) y Ana Madariaga (PNV), expresidenta del Parlamento vizcaíno y primera mujer que la presidió. Ucar recordó «cuántas inteligencias lúcidas se desaprovecharon porque no había aquí mujeres», Tellería homenajeó a «las mujeres políticas vocacionales y valientes», Galarraga mostró su «orgullo por pertenecer a un partido que siempre ha estado al frente de la revolución de la igualdad» e Irune Soto recordó los agravios sufridos e instó a los hombres a «cuestionar su rol y renunciar a sus privilegios».
En tono personal, Ana Madariaga recordó «aquel salto en la quinta legislatura en que pasamos de ser cuatro o cinco a ser muchas. Algunos hombres, compañeros nuestros, no nos lo pusieron nada fácil», lamentó.
En la sala de la vidriera, el corazón de la vida política vizcaína, se saludaron y mezclaron las diputadas forales, parlamentarias vascas, diputadas del Congreso, ediles, concejalas y responsables de los partidos. Entre ellas, Itxaso Atutxa, presidenta del BBB, Maddalen Iriarte, candidata de EH Bildu, las consejeras socialistas Sonia Pérez y María Jesús San José, Verónica García, de Podemos, y la portavoz popular, Amaya Fernández. Más de dos centenares de mujeres que aparcaron por un día sus diferencias. Les recibió el txistu a su llegada y poco más tarde sonó el 'adarra', la tradicional llamada que da comienzo a la sesión en Gernika. Dantzaris ataviadas con trajes y tocados antiguos, bailaron el lekeitiarra 'Aurresku de Mujeres' y hubo momentos emotivos, como la lectura de los nombres de todas las junteras, la entrega a cada una de un alfiler con una hoja de roble y el Gernikako Arbola 'a cappella'. Ellos, en segundo plano, apoyaron desde la tribuna de invitados.
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