El estreno de la estación intermodal es un hito en varios sentidos: se cumple con una deuda contraída con Bilbao hace dos décadas; se abre la infraestructura más importante que se verá en la ciudad en muchos años (ojalá el soterramiento de Abando le ... reste pronto protagonismo histórico); y supone un antes y un después en materia de movilidad. Por eso Alfonso Gil, concejal del ramo, arrastra falta de sueño. Por mucho que una gran obra se lleve gestando años, los días previos a su inauguración, y el de su apertura mismo, siempre son frenéticos. Si además la presentación es progresiva y los actos se extienden a lo largo de una semana, más.
- ¿Cómo va a afectar la Intermodal a la movilidad en Bilbao?
- Habíamos detectado que teníamos bastante dispersión de tráficos de autobuses en la ciudad, sobre todo de Bizkaibus, y el Plan de Movilidad pedía concentrarlos. Con el tiempo, la nueva estación cumplirá con ese cometido. Y luego, cuando llegue la de Abando, absorberá otros, como todos los que están en Hurtado de Amézaga. De ese modo el tráfico rodado se irá concentrando de manera progresiva. Ahora en la Intermodal todo son ventajas porque tiene conexión directa con metro, con tren, taxi, habrá un aparcamiento seguro de bicis y un punto de préstamos de Bilbaobizi...
- ¿Por qué no se ha abierto ya el aparcamiento?
- Primero, porque antes queremos garantizar que todo va bien con los autobuses. Pero, sobre todo, porque el acceso por la calle Pérez Galdós será posible únicamente cuando cambie el sentido de la circulación en esa vía. Eso ocurrirá pronto, a mediados o finales de diciembre. Entonces se abrirá el aparcamiento.
- La página web ya anuncia que va a ser el parking más barato de Bilbao. ¿Va a reventar los precios?
- No. Aún estamos trabajando las tarifas con la concesionaria, pero serán precios acordes al entorno.
- ¿Qué papel juega el Ayuntamiento en cuanto al control de la concesionaria, Amenábar?
- Somos muchas las áreas que estamos comprometidas: Seguridad, Obras, Movilidad... Vamos a tener a una persona dedicada a estar allí, a ver cómo funciona la Intermodal, detectando contingencias. Sabemos que los primeros meses van a ser complejos porque hay que adaptar la estación a los ciudadanos y los ciudadanos a la estación. Y van a convivir, además, con una serie de obras en el entorno.
Sin masificación en Garellano
- ¿Qué quiere decir con que debe adaptarse la gente a la estación?
- El modo de funcionar es diferente, como un aeropuerto. La gente está acostumbrada a moverse de manera anárquica, cruzar entre dársenas... Ahora hay un orden, restricciones de paso, un control exhaustivo de tránsitos en distintas capas, un sistema de seguridad muy importante, con reconocimiento facial... Hay que acostumbrarse a eso.
- Esa zona de Garellano va a tener su miga: una torre más, un hotel, una residencia de estudiantes, la Facultad de Medicina... ¿No se ha masificado? ¿No va a crear problemas en materia de movilidad?
- No. En la planificación urbanística está todo medido. Lo que quiere el ciudadano es una manera eficiente de moverse por la ciudad, y con la Intermodal se consigue. El vehículo particular ahí será lo menos representativo. Además, con el parking, de más de 500 plazas, habrá sitio más que suficiente para que los coches se vayan bajo rasante.
- Parece que la Intermodal es la solución a muchos problemas.
- Es también una puerta extraordinaria, abre la ciudad a quienes nos visitan y también a todos los vizcaínos. Bilbao se ha transformado en todos los aspectos en los últimos años y la estación que teníamos no hacía honor a la ciudad. Ahora sí. Era necesaria porque, además, cada vez organizamos más eventos, acontecimientos internacionales. Hay quien dice que al llegar a un aeropuerto uno ve cómo es una ciudad. Aquí pasa eso con la Intermodal.
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