![«Movernos lo menos posible»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202101/26/media/cortadas/movernos26-kaVH-U130326202828zc-1248x770@El%20Correo.jpg)
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I. Astui, M. Artime y M. Díaz
Martes, 26 de enero 2021, 00:27
La población que reside en los pueblos más pequeños del interior de Bizkaia asegura que ya se ha acostumbrado en esta pandemia a dilatar sus incursiones a otros municipios «por seguridad o comodidad». Pero cuando se ven obligados a acudir a otras localidades para ... cubrir sus necesidades más básicas, como comprar el pan o acudir al médico, no han tenido problema y esperan no tenerlo a partir del confinamiento perimetral, que desde ayer impide desplazarse a los pueblos limítrofes.
A Félix Moreno le tocó desplazarse desde Urkiola al centro sanitario de Abadiño y para llegar a su destino tuvo que atravesar tres localidades, Mañaria, Izurtza y Durango, en zona roja, pero no tuvo problemas. «La Ertzaintza es muy consciente de nuestras necesidades y nunca nos ha puesto pegas, pero solo salgo por un caso urgente». Al igual que otros vecinos de pueblos pequeños del Duranguesado, Busturialdea y Lea Artibai ya han llenado sus neveras para salir lo menos posible.
«En todas las casas disponemos de congeladores», comentaba una vecina de Etxebarria, donde cuentan con una tienda de alimentación. A su vez, el pescadero acude dos veces por semana. Los problemas surgen ante la necesidad de realizar trámites administrativo y bancarios. «Habitualmente nos desplazamos a Markina, pero al estar en zona roja nos obligan a acudir a Ondarroa, Ermua o el Duranguesado» detallaba Teresa.
Vecinos de Busturialdea también se las ingenian para mantener las despensas a cubierto. Y pese a que Bermeo y Gernika lleven un tiempo cerradas a cal y canto por estar en zona roja, no tienen problema. «Podemos coger el tren o el autobús y justificar que tenemos que ir a un 'maxi' para hacer las compras o acudir al médico», señalaba María Ángeles Galilea, vecina de Sukarrieta. «A mí, en concreto, el pescado también me lo trae a casa un vecino desde Ondarroa, con pandemia o sin pandemia, así que estoy cubierta», comentó. Su amiga Miren asegura que, en su caso, es su hijo quien «hace la compra por internet y luego se la traen a casa sin problemas».
En Arratzu, una de las pequeñas localidades más cercanas a Gernika, se arreglan entre los vecinos que se acercan a trabajar a la villa foral. «De esa manera conseguimos movernos lo menos posible», explica la joven Naroa Arrieta.
A las faldas del Oiz, en la localidad de Garai, los residentes crean «grupos organizados» para hacer pedidos colectivos de fruta o pescado y que se los acerquen al pueblo. «A un frutero no le compensa subir si solo va a tener un cliente, si hay un grupo es más fácil que vengan», afirma el alcalde, Erramun Osa. El regidor asegura que, con pandemia o sin ella, «en los pueblos pequeños todos nos conocemos y nos necesitamos todos para salir adelante».
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