Un motorista embiste a un ciclista a gran velocidad en Morga y se da a la fuga

La Ertzaintza ha abierto una investigación para esclarecer los hechos y para dar con el motorista que presuntamente embistió a Patxi, que se recupera en casa de las heridas, un fuerte hematoma y arañazos en la parte izquierda de la pierna, y sobre todo, del gran susto y de la impotencia por lo sucedido. El repartidor, que fue testigo de lo ocurrido, ya vio minutos antes «las malas maneras» en las que circulaban los motoristas. «En el mismo Morga adelanté con mi furgoneta a un ciclista y ellos me pasaron invadiendo el arcén contrario», sostiene. En su opinión, «en algún acelerón podían ponerse a 140 kilómetros por hora».

Cuando Mikel presenció el accidente no pudo ver las características del vehículo implicado, aunque asegura que unos chicos decían «el de la moto verde, el de verde». Tras ver lo sucedido, dejó la furgoneta algo más adelante para no obstaculizar el tráfico y cuando llegó a la altura del herido otro grupo de moteros estaban con él. «Estaba aturdido y totalmente desorientado», relata. Patxi, que logró llamar a su mujer, Eli, para decirle lo sucedido, no recuerda nada. Incluso se le ha borrado de la mente los dos kilómetros previos al siniestro.

Para Patxi toda seguridad es poca cuando va en bicicleta. En el momento del accidente contaba con una luz roja fija bajo el sillín y otra parpadeante en el casco. A veces hasta lleva chaleco reflectante «para que me vean», sostiene. Sin embargo, el pasado sábado no se lo puso porque hacía bastante calor. Tras dejar a su hijo de 15 años en un partido de baloncesto, se subió a su bicicleta a las 9.30 en Etxebarri. Menos de dos horas después, su ruta se paró en seco en Morga. El fuerte impacto de su cabeza contra el bordillo pudo haber sido fatal. El casco, que quedó destrozado, puede que le salvara la vida. A parte de las heridas físicas tras el siniestro, este hombre está «cabreado» por lo ocurrido. Él también tiene moto y es un gran aficionado a hacer rutas con su mujer, «pero siempre respetando». «No entiendo cómo alguien se puede dar a la fuga», dice disgustado. Es más, tras lo sucedido, «estoy pensando en llevar una cámara para grabarlo todo».

A Patxi le gusta salir «a pasear» en bicicleta. Es miembro de la Sociedad Ciclista Bilbaína, pero prefiere rodar en solitario. Fue una suerte que el sábado hiciera bueno y pasaran por la zona de Morga decenas de ciclistas y otros conductores. Le asistieron y esperaron a que llegara la ambulancia, que le trasladó al hospital de Galdakao para descartar lesiones. Sin embargo, a pesar de estar rodeado de gente tras el siniestro, del accidente solo fue testigo el repartidor, quien sostiene que «los motoristas iban a toda velocidad y que el que le golpeó fue imposible que pensara que no le tiró».

Ahora, Patxi y su mujer esperan que la Ertzaintza dé con el conductor, quien podría enfrentarse a un delito de omisión del deber de socorro. «Me dejaron tirado como a una colilla. Si la lías asume las consecuencias», sostiene rotundo. Por su parte, Mikel, que también tiene moto grande afirma que «este tipo de conductas nos dan mala fama y nos dejan fatal a todos».