Monstruoso juicio a Farolín y Zarambolas en Bilbao

Egia, vestido al completo de azul marino, como si de un mago se tratara, representa este año a Farolín, un bilbaíno que aunque no haya nacido en la propia ciudad alardea de su condición botxera. Mientras, Jasone Akizu, disfrazada de Caperucita Roja, el color que por tradición debe resaltar, da vida a Zarambolas, la figura que presume del buen vivir y que predica el lema 'Carpe Diem'. Ambos personajes llegaban sobre las seis y media de la tarde a la plaza del Arriaga subidos del 'azulito', el emblemático autobús que circuló por Bilbao hasta 1989. Allí les esperaba una gran multitud, que pese a la lluvia, no se ha querido perder uno de los actos principales del Carnaval.

La detención se ha protagonizado en forma de representación teatral. Todo comenzaba con una misteriosa mujer que invitaba a Farolín y Zarambolas a sacarse una foto con unos grilletes. Ellos, pensando que sería algo divertido y sin ser conscientes de lo que les ocurriría poco después, así lo hicieron. Pero nada era lo que parecía. Al poco se dieron cuenta de que la mujer no les iba a desencadenar, sino que los iba a montar en una enorme jaula. «Askatu mesedez!, ¡Sacadnos de aquí!», gritaba Lutxo de forma desesperada subido en el improvisado calabozo.

Sin apenas darse cuenta fueron trasladados a la Plaza Nueva, donde fueron sometidos a un juicio popular en el que no había jueces ni letrados, sino un reconocido grupo de monstruos que querían poner en valor, a través de un divertido musical, las diferencias entre las personas. Subidos sobre el escenario, Miércoles y Morticia Addams, Frankestein, Igor o el Científico Loco han logrado convencer a Farolín y Zarambolas para autodeclarse culpables.

De lo que no se han librado ha sido del escarnio público. Aunque han decidido por sí mismos convertirse en Farolín y Zarambolas y representar así este año al Carnaval de Bilbao, los monstruos les han llevado al patíbulo para someterles a escarnio público.

Farolín y Zarambolas fueron inventados hace justo cuarenta años, en 1984, por tres miembros de la Comisión Mixta de Fiestas y su juicio surgió para incluir en el Carnaval uno de los elementos más representativos de las carnestolendas rurales, donde se juzgaba y condenaba a los malos. Pero en Bilbao se quiso hacer de otra manera. Para «evitar la ecuación bueno y malo» se optó por enfatizar la dualidad de la personalidad bilbaína.