Alumnos en un aula con ordenadores. E. P.

Un modo de despertar vocaciones antes de la mayoría de edad

Viernes, 20 de diciembre 2024, 00:02

¿Cuándo se prevé que llegue todo esto a Bilbao? Estando las cosas sin formalizar, aún no hay fechas, pero todo apunta a que la voluntad de las partes pasaría por que se estrenase lo antes posible. Quizás dentro de un año. ¿Y para qué ... jóvenes estaría reservado? La edad está clara, entre 12 y 18 años, antes de comenzar los estudios superiores. Lo que difiere según de qué país hablemos son los criterios de acceso. Según fuentes conocedoras del modelo, en algunas ciudades no hay límites y los chavales acceden por orden de inscripción; luego, los que no cumplen con un mínimo de implicación son expulsados y su lugar lo ocupa el siguiente de la lista. Hay que tener en cuenta que se trata de un modelo presencial, porque lo que se busca es, además de estar enchufado a un ordenador, trabajar en equipo.

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En otros lugares, sin embargo, se pretende dar prioridad a ciertos colectivos. A veces, a chicas, para animar su acceso a carreras tecnológicas, tan necesitadas ahora de estudiantes y tan masculinizadas; otras veces se prima a gente con dificultades, en riesgo de exclusión, para ayudar a compensar desigualdades.

Las materias van desde música, escritura y dibujo hasta diseño, robótica y programación

Unas horas a la semana

En Bilbao el modelo está por determinar. Pero, en cualquier caso, sus impulsores creen que se trata de una buena manera de que chavales a punto de que les llegue el momento de afrontar sus estudios superiores se animen a continuar formándose. Hablamos, hay que recordarlo, de una actividad extraescolar de unas horas a la semana, en ningún caso una ocupación intensiva.

Pieza fundamental en este modelo es un software con una interfaz especialmente diseñada que permite a los usuarios crear su plan de aprendizaje personal, que se adapta y evoluciona al ritmo y preferencias de cada alumno. Primero hay una fase de exploración para que conozcan las áreas temáticas que se ofrecen (fotografía, dibujo, programación, diseño, escritura, robótica...); luego llega el sistema de aprendizaje autónomo mediante el software; a continuación, talleres en grupos de 12 alumnos para desarrollar temas específicos; luego, laboratorios a los que van profesionales de prestigio para llevar a cabo proyectos con los alumnos; y por último, esos alumnos reciben un espacio web con sus resultados y proyectos, porque aquí no hay certificados ni calificaciones. De lo que se trata es de sentar unas bases para la formación futura. Y de descubrir vocaciones.

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Según la experiencia en otros centros, quienes pasan por este tipo de formación tienen el triple de posibilidades de acabar eligiendo una carrera tecnológica.

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