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La pandemia, la guerra en Ucrania y la crisis energética han sido, en los últimos años, una suerte de chivos expiatorios de la pobreza. Sí, son situaciones que han dificultado la vida a miles de personas en Bizkaia; les han complicado a llegar de mes. ... Pero no han hecho sino agravar «nuestro modelo de desigualdad», unas «diferencias» endémicas que llevaron el pasado año a más de 6.000 hogares a recurrir a Cáritas para poder comer, comprar ropa o pagar el alquiler y otras facturas básicas. Las familias con esas «grandes necesidades» supusieron más de la mitad de las atendidas por la entidad diocesana.
El director, Carlos Bargos, y la responsable del Observatorio de la Realidad Social de esta organización han presentado este martes en Bilbao el balance de actividades del 2022, un año marcado por lo que Ana Sofi Telletxea ha definido como «vidas atrapadas». Los beneficiarios de la entidad -11.922- destinan «más del 72%» de sus ingresos a «gastos esenciales», por lo que «la inflación les afecta más» que a la población general. Estas personas tienen problemas «de vivienda, empleo, de conciliación...», dificultades que impiden que salgan de «una situación de pobreza».
11.922 personas atendidas
6.246 en el área de ayudas directas, 1.761 sin hogar, 1.766 en programas de apoyo al empleo...
15 millones de presupuesto
Las ayudas directas consumieron 2,9, casi el doble que en 2019. Casi cuatro millones fueron a la acogida integral; 2,8 a las personas sin hogar 3,4 a la fundación de vivienda Eguzkilore...
De ahí que, habitualmente, el 70% de los usuarios de las prestaciones de Cáritas lo hayan sido también en ejercicios anteriores. El año pasado, por ejemplo, de las 11.900 personas atendidas, 3.500 eran nuevas. El resto estaban en «procesos más largos», que como mínimo «duran un año» porque les envuelve «una red de problemas que se van encadenando». Son hogares en los que se aplican «estrategias de supervivencia», como «mudarse a pisos en peores condiciones o reducir el gasto en alimentación». Las ayudas económicas directas, las destinadas sobre todo a «subsistencia», ascendieron de hecho a 2,9 millones de euros (en 2019 fueron 1,5) al agravarse la exclusión.
Bargos ha alertado de la «acumulación de problemas» que van más allá de lo cuantitativo, condicionantes que refuerzan la pobreza como «la brecha de género, la brecha digital, la edad (niños y jóvenes) y el origen». Los datos que manejan refuerzan esa idea. El 43% de los beneficiarios no están en el país de manera regular. Además, el 45% (5.413) tienen hijos a su cargo y casi la mitad de ellos (2.503) son hogares monoparentales, la mayoría (74%) encabezados por una mujer.
La entidad también impulsa programas de juventud y emancipación, refuerzo escolar, relaciones familiares... en los que ha asistido a 3.225 personas menos de 23 años. «La prevención de la transmisión de la pobreza y la exclusión del social del futuro es clave», subrayan desde la organización, que advierte de que existe «una transmisión intergeneracional de la pobreza».
Cáritas ha hecho coincidir la presentación del informe con la celebración de la Semana de la Caridad que celebra la Iglesia de la Bizkaia. Además de reconocer la labor del voluntariado -1.861 personas colaboraron activamente el pasado año-, Bargos ha llamado a implementar políticas que «no se centren en los intereses de la mayoría», sino que «incorporen a las minorías» para romper el «círculo» de la pobreza. La entidad social, presente también en Álava y Gipuzkoa, ha atendido a nivel de Euskadi a 34.288 personas con la ayuda de 3.575 voluntarios.
En el mundo hay alrededor de doscientos países reconocidos. Y, en Cáritas Bizkaia, tienen usuarios de casi un centenar. En 2022, según la memoria presentada este martes, atendieron a personas de 97 nacionalidades. La cifra es similar a la de ejercicios anteriores, en los que se han llegado a alcanzar las 106. «Seis de cada diez familias sustentadas por una persona de origen extranjero están en exclusión social», ha asegurado el director de la entidad, Carlos Bargos, en base a una investigación del pasado año. La responsable del Observatorio de la Realidad Social, Ana Sofi Telletxea, ha detallado que asistieron sobre todo a personas procedentes de Marruecos, Colombia, Ucrania, Senegal y Bolivia, nacionalidades que «suponen más de la mitad de las intervenciones».
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