«A la mitad nos ha quitado el permiso un juez por cometer un delito»

Hay cedas al paso no respetados, móviles al volante, ausencia de cinturones... pero sobre todo, velocidad, alcohol y drogas. Las dos últimas son las de más difícil rehabilitación. Dos de los participantes que acuden al taller tras haber dado positivo en un control son, de hecho, reincidentes. Uno realiza el curso por segunda vez; el otro, por tercera. «Espero que ésta sea la última», confiesa el profesor, José Antonio Palomares, al frente de estos talleres desde hace doce años.

El docente calcula que «tres o cuatro» probablemente volverán a perder el carné y tendrán que pasar de nuevo por sus manos, pero confía en que el resto aprenda «que, con el coche, no todo vale». Es la segunda sesión del programa -todavía les quedan otras dos- y aún están en esa fase en la que aseguran no querer reincidir «por no quedarnos sin conducir y por el dinero». Al finalizar, desvela Palomares, esa opinión cambiará y tendrán más claro «lo grave que es infringir las normas»; comprenderán que cometer infracciones no solo conlleva pérdida de puntos, sino también «de vidas humanas».

Estos cursos no se imparten para fastidiar a la gente», insiste, sino porque, de no haber una reeducación, las muertes en carretera «serían un desmadre». En este grupo, en concreto, los incumplimientos han sido graves. «La mitad hemos perdido el permiso de conducir por una sentencia judicial», reconocen los asistentes.

Los siete que cometieron un delito no deberán hacer examen y saldrán a la carretera cuando cumplan la pena de privación del carné con los mismos puntos que tenían antes. Los restantes, a los que se les retiró por acumulación de sanciones, se enfrentarán a un test en Tráfico y contarán con 8 puntos para «volver a empezar».