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El pasado 4 de enero, hace casi un año, un fatal desprendimiento en una ladera ubicada entre Urduliz y Plentzia obligó a cortar el servicio de metro entre esas dos estaciones. El desplome se produjo después de varias semanas de lluvia constante y relativamente intensa, ... en un fenómeno de precipitaciones que no fue tan extremo como el que recientemente ha vivido Bizkaia pero que hizo también mucho daño. La cosa fue seria. Lo advirtieron los geólogos. Tras una primera reparación para quitar la tierra de la vía, los expertos descartaron reanudar el servicio.
A su juicio, no era seguro poner a circular convoyes de más de cien toneladas de peso por ese punto tan frágil, después de la que había caído. Fue en ese momento cuando se decidió suspender el servicio de metro de forma indefinida hasta que se ejecutaran diversos trabajos de contención. Los ingenieros pensaron entonces en llevar a cabo un primer plan que permitiera reabrir el tráfico y programar después una acción más cara y compleja para dar una solución definitiva. Se invirtieron 250.000 euros en ese primer operativo pensado para devolver cuanto antes el paso de unidades por el lugar. La normalidad regreso el 21 de mayo. Fueron casi 5 meses de lucha contra la montaña sin que el suburbano pudiera llegar a Plentzia (el trayecto ferroviario fue sustituido por un transbordo por carretera, en autobús, mucho más incómodo y limitado).
Ahora, casi un año después de aquel desastre, el Consorcio de Transportes de Bizkaia ha reservado una partida de dos millones de euros para acabar con los desprendimientos de esa ladera y zanjar aquel problema. Un proyecto del que también se beneficiará la carretera foral BI-2704, que une Plentzia con Asua.
Los trabajos podrían prolongarse durante 14 meses y entrañan cierta complejidad. La buena noticia es que, en principio, no afectarán ya al tráfico de trenes. Se actuará de tal forma que las máquinas puedan trabajar realizando diferentes escolleras sin que los maquinistas tengan que detener los convoyes. Lo que aún no está claro es si será necesario cortar en algún momento el tráfico de la citada carretera foral. «Lo iremos viendo a medida que vayan avanzando los trabajos», apuntaron fuentes cercanas a la institución presidida por Unai Rementeria.
La obra, que afecta a un segmento ubicado entre los puntos kilométricos 27/770 y 28/735 entraña cierta complejidad, ya que se actuará a tres niveles. Uno superior (por el que pasa el metro), otro medio y uno inferior, donde se sitúa el vial para los coches. Además, se pretende reparar una pista forestal situada en esa ladera y que quedó muy afectada por el desplome.
El CTB espera adjudicar el operativo a finales del mes de enero. A partir de entonces se abrirá un periodo máximo de 14 meses. En ese tiempo, el adjudicatario del contrato deberá acabar el tajo y entregarlo. Los expertos entienden que la obra durará no menos de 10 meses. La dotación presupuestaria es exactamente de 1,95 millones. En principio, se ha previsto dividir esta cantidad en dos anualidades: 2022 y 2023.
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