Mercabilbao registra descensos en las ventas de hasta el «40%»

«Hay comerciantes que ante esta crisis como medida preventiva han cerrado su comercio, los restaurantes no dan comidas, el Mercado de la Ribera ha perdido muchas ventas porque ya no se desplazan por el entorno y tampoco llegan compradores de provincias limítrofes como La Rioja, Cantabria y Gipuzkoa, que antes venían a Mercabilbao», explica José Feijoó, propietario de Bilbofres, empresa de pescado y congelados, para justificar la caída de las ventas.

En este contexto, los productos básicos son los únicos que sobreviven en la lista de la compra. La merluza, el gallo, la lubina y el verdel se han hecho con la sección del pescado. En los stands de frutas y verduras tampoco hay grandes excentricidades. La naranja, mandarina, limón, manzana, los plátanos, así como la patata, lechuga, tomate y coliflor llenan las cestas. «La fresa, aunque es perecedera, estamos en temporada y tiene buen consumo», comenta Gorka Moreno, responsable de la empresa Frutas Vda. y Hnos. de Nicolás Rodríguez.

Los exóticos como el mango e incluso la piña que antes tenían su hueco, han caído, y por supuesto, el marisco ha quedado relegado a tiempos mejores. Alimentos más exquisitos como rodaballo y mero tampoco tienen casi salida con el cierre de los comedores de restaurantes y hoteles.

Los detallistas, para salvar los contratiempos, están recurriendo a la compra por teléfono. «Les enviamos una previsión de lo que vamos a tener y así solo es venir a recoger», comenta Alma Crespo, mayorista de Pescados Crespo.

Mercabilbao no fue ajeno a la histeria que se apoderó de la ciudadanía en los días previos al cierre de establecimientos y que dejó imágenes nunca antes vistas en los supermercados con largas colas y carros a rebosar. El domingo 15 de marzo, fue el día que más caja se hizo también en recinto de Basauri. «Ya no hay desconcierto. Ven que se ha normalizado, que tenemos de todo y eso tranquiliza mucho », señala Crespo. El último día de la semana se registran el 50% de las ventas de frutas y verduras, mientras que el pescado tiene el martes y viernes como días fuertes con el 70% de las transacciones.

En este sentido, portavoces de Mercabilbao recuerdan que el «suministro está garantizado. Hay y lo va a haber», anuncian. «La venta está garantizada, los mayoristas tienen cámaras para mantener el producto y no se está echando en falta ninguno», señalan. Incluso si volviese la normalidad y se amontonasen en los accesos el 100% de los clientes habituales, «no habría problemas de suministro», dicen.

Las medidas de seguridad que ha aplicado Mercabilbao obliga a los comerciantes a hacer malabares para comprar. «Tienes poco tiempo», critica Juan Manuel Sicilia, propietario de una pescadería que lleva su apellido en la localidad de Arrigorriaga.

Es consciente de que tiene que madrugar «más» para estar en las puertas del recinto a las 4.30 horas -se ha adelantado una hora la apertura de la instalación-, cuando abre, sin embargo, el principal handicap no es ese. «Únicamente tenemos una hora para ver, elegir, realizar un estudio comercial y negociar con los mayoristas cuando antes teníamos casi tres horas para hacerlo, de 5.30 a 8 horas», puntualiza.

«Es muy complicado en tan poco tiempo comprar bien, de calidad y a buen precio, más aún cuando hay menos mercancía porque hay temporales en el mar», comenta. Y es que según indica, «solo en bajarte del coche e ir al puesto ya se te van diez minutos».

Al resto de obligaciones impuestas, como separarse del vendedor a la distancia se seguridad, no pone pegas. «Es lo más lógico, lo veo hasta bien que tengamos que hacerlo, es amoldarse pero no cuesta»., finaliza.

Desde el autoservicio de alimentación Ganesha, Luis Miguel Borao, valora positivamente cómo ha reestructurado Mercabilbao el acceso al recinto. «Está bastante bien, las primeras semanas fueron un poco caóticas, había que esperar una hora en la entrada y amontonados en cola en la carretera, pero ahora voy y puedo entrar directamente, hay menos gente que va a comprar», afirma.

«Nos juntamos muchísima menos gente, no sé si hay establecimientos que han cerrado, lo cierto es que antes los compradores nacionales éramos los menos, había mucha gente de nacionalidad china, paquistaní y de Sudamérica y ahora no están, somos los de aquí mayoría», apunta.

En su opinión, desde que se tomaron las nuevas medidas, los comerciantes «no podemos pasar al puesto más allá de la cinta, hablamos desde una distancia con el comercial y es todo más ágil». Todo ello, ayuda a que se prevenga el contagio del coronavirus. «Hay más seguridad para la gente que nos concentramos en el interior y que somos mucha», defiende este comerciante bilbaíno, pero con negocio en Basauri que desde que estallase el estado de alarma ha incrementado «ligeramente» las ventas.