Un menor tutelado encabeza la lista de los más detenidos en Aste Nagusia

Se da la circunstancia de que este mismo muchacho provocó daños en el centro en el que vive acogido una de las noches que había sido detenido por hurto, en concreto, el martes, día 23 de agosto. Normalmente, el horario de regreso es a las diez y media de la noche, pero en fiestas se alargaba hasta las doce, después de los fuegos artificiales.

Al reingresar en el hogar tarde y bajo la influencia de sustancias estupefacientes, le llamaron la atención y causó destrozos en el interior del local. Los responsables del servicio avisaron a la Policía y entonces el joven huyó. Sin embargo, al de un rato volvió y esta vez la emprendió a golpes con el vehículo particular del trabajador que le había reprochado su actitud.

Unas semanas antes había sido denunciado junto con otro chico por dos educadores por agresiones y amenazas de muerte no sólo hacia ellos sino hacia el resto de menores acogidos. Una de las veces llegó a esgrimir un punzón para intimidar a los afectados.

El pasado mes de julio, educadores de centros de menores forales denunciaban en este periódico el «descontrol» en que viven algunos chicos, que cifraban en un 30% de las personas aocgidas, y acusaban de «dejadez» a la Diputación vizcaína, como responsable de las tutelas, y a la Fiscalía de Menores. Los profesionales advertían que algunos de estos menores salen del centro con la intención clara de delinquir.

A lo largo de los nueve días que dura la Semana Grande se ha denunciado un robo de móvil cada diez minutos, según los datos oficiales que facilitó el Ayuntamiento de la capital vizcaína. En sólo una semana, la Policía Municipal de Bilbao y la Ertzaintza han detenido a más de 150 individuos acusados de hurtos, robos y agresiones sexuales. El 73% de las más de 1.600 denuncias -1.175- corresponden a hurtos, fundamentalmente móviles y carteras. Los robos con intimidación se han disparado un 130% respecto a 2019, al pasar de 74 hace tres años a 170.

Los descuideros se han cebado especialmente con las chicas en el abarrotado recinto de las txosnas, tanto en El Arenal como en la plaza Pío Baroja. Ellas se han convertido en las principales víctimas de los carteristas, reciclados ahora en la sustracción de móviles. Las jóvenes no se percataban de que les habían robado hasta que comprobaban que tenían abierto el bolso y que les faltaba el teléfono. También se han dado casos en los que el ladrón cortaba el bolso con una cuchilla o un cúter y se apoderaba del móvil.

Cuando intentaban llamar a su número desde el teléfono de algún acompañante, el terminal había sido apagado. Probablemente, se encontraba en las manos de algún receptador cuya misión sería introducirlo en el mercado negro local o bien de algún país extranjero. Una reciente operación de la Guardia Civil destapó que el paso del Estrecho se ha convertido este verano en una vía de entrada perfecta de móviles robados a Marruecos. La cantidad de vehículos cargados hasta arriba de equipaje dificultan el control exhaustivo por parte de las fuerzas de seguridad.