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Familiares de los fallecidos arrojan coronas de flores en el puerto de Pasaia. LUSA
La tumba de ocho pescadores vascos en el 'Marero'

La tumba de ocho pescadores vascos en el 'Marero'

La memoria negra ·

Un golpe de mar se tragó al palangrero de Pasaia con toda su tripulación mientras faenaba frente a la costa de Arcachon antes de la Navidad de 1998

Miércoles, 6 de noviembre 2019, 00:02

«Al 'Marero' se lo tragó una gran ola y le arrojó a las profundidades». Pocos días después de que el palangrero vasco desapareciera sin dejar rastro frente a la costa francesa antes de la Navidad de 1998, el presidente de la Cofradía de Pescadores de Pasaia, Jaime Tejedor, se mostraba convencido de había sufrido un naufragio, aunque aún no había ningún rastro del barco. De 22 metros de eslora y 5,20 de manga, había sido construido 40 años atrás en los astilleros de Lekeitio. Sus ocho tripulantes, «los mejores pescadores de Pasaia», según los armadores, capitaneados por Víctor Gago Chouza, de 35 años, encontraron su tumba en el buque cuando pescaban lubina y otras especies de calidad a 30 millas del puerto de Arcachon.

La última comunicación del patrón a través de la radio se produjo el sábado, 19 de diciembre, y anunció que volvería a hablar con tierra el lunes. La falta de noticias y el temporal desatado sin previo aviso activó todas las alarmas. Madres, esposas, novias y otros allegados de los pescadores, entre los que se encontraban los tres hermanos Cordeiro, Juan José, Joaquín y Alberto, de 32, 30 y 28 años y varios padres de familia–, se congregaron durante esas primeras horas de espera entre lágrimas y muestras de dolor frente a la Cofradía de Pasaia. Temían la tragedia que se les avecinaba.

El 'Marero'. E.C.

La búsqueda, en la que participaron un avión del Ejército, varios helicópteros y la flota de la localidad guipuzcoana, se prolongó durante dos semanas y cubrió lo equivalente a 30.000 kilómetros cuadrados en el Golfo de Bizkaia sin localizar ni una sola señal del 'Marero'. La situación era «desoladora», según Tejedor, que tuvo que anunciar a las familias que se suspendía el rastreo. Había que esperar tres meses para que pudieran empezar a cobrar las pensiones de viudedad u orfandad. El hallazgo en la zona de una lancha y un aro del palangrero vasco confirmó los peores augurios.

Ciclogénesis explosiva

Un estudio de la Agencia Estatal de Meteorología, dirigido por Miguel Ángel Manjón, realizó un estudio, diez años después del naufragio, que concluyó que la causa del naufragio fue un repentino fenómeno como una ciclogénesis explosiva que se formó en el Atlántico Norte y se dirigió a gran velocidad hacia la costa francesa. Allí atrapó al barco con toda la tripulación a bordo y lo hundió entre fuertes vientos y olas de hasta 14 metros entre las dos y las cuatro de la madrugada del 20 de diciembre. Los partes habían anunciado mar gruesa y no arbolada, un estadio superior, que fue la que se desató. Ninguno de los barcos de bajura que faenaban por la zona regresaron a puerto. Los experimentados marineros del 'Marero' confiaron en que podrían afrontar la mala mar y fueron sorprendidos cuando descansaban por rachas de viento de hasta 126 kilómetros por hora y temporal de fuerza 8 en el mar.

Esto explicaría que ni si quiera les diera tiempo a activar la radiobaliza para avisar del peligro que les acechaba. «Vino una gran ola, de unos doce metros y hundió al barco», sentenció Manjón. Dos meses más tarde, un arrastrero de Ondarroa recuperó entre sus restos el cadáver de uno de los marineros y tiempo después fue hallado el cuerpo del patrón. Sus seis compañeros descansan desde entonces en el mar.

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