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Ofelia fue asesinada delante de sus hijos en Durango

Ofelia fue asesinada delante de sus hijos en Durango

La memoria negra ·

Su expareja fue condenada a 17,9 años de prisión por matarla, maltratarla y quebrantar la orden de alejamiento en 2005

Miércoles, 23 de octubre 2019, 00:44

Mientras Ofelia Hernández, guatemalteca de 32 años afincada en Durango, se desangraba de una puñalada en el vientre, pensaba en qué sería de sus dos hijos de 4 y 11 años. Con el arma homicida en la mano, la mujer se arrastró hasta una pizzería en busca de ayuda. Sus últimas palabras fueron para pedir que los niños quedaran al cuidado de su mejor amiga. La mujer, víctima de maltrato continuado por parte de su pareja, también pudo revelar ante los ertzainas que la socorrían el nombre y apellidos de su asesino, Felipe Ardanza.

Ocurrió el 15 de enero de 2005 en Durango. La pareja llevaba unos meses separada y desde la última paliza pesaba una orden de alejamiento contra él que ambos quebrantaban, ella porque le daba «pena». «Durante los cuatro años que duró la relación sentimental, el acusado agredió a Ofelia mediante empujones, tirones de pelo, patadas, codazos, y también psíquicamente, con insultos, menosprecios, humillaciones y amenazas de muerte», describió la magistrada-presidenta del jurado en la sentencia condenatoria. El asesinato «constituyó la culminación de una espiral de violencia sistemática, de nefasta incidencia en el desarrollo de los menores». La mató delante de los niños.

Ambos habían asistido esa tarde por separado a una fiesta de cumpleaños, en la que él bebió «unas diez cervezas», según los testigos, y que terminó con ambos discutiendo. Felipe se presentó en el domicilio familiar, ubicado en la calle Alluitz, alrededor de las nueve y media de la noche. Se dirigió a la cocina y cogió dos cuchillos, uno de ellos se lo ajustó al cinturón, y con el otro le asestó a Ofelia una punzada en el vientre con tal fuerza que se dobló el filo del arma y él se hizo un esguince en un dedo de la mano. Herida de muerte, salió de casa en busca de auxilio, preocupada por lo que les pudiera ocurrir a sus dos pequeños, y murió horas después en el hospital de Galdakao. Los menores habían presenciado el crimen y pidieron socorro por la ventana. Unos ertzainas oyeron sus gritos y siguieron el rastro de sangre que les condujo hasta la vivienda.

Acogidos por la Diputación

El asesino había huido en dirección a la casa de sus padres, donde escondió el cuchillo en una maceta, y después estuvo «vagando por el monte» hasta que un tío suyo le informó de que Ofelia había muerto. Fue detenido cuando se dirigía a comisaría a entregarse. Durante el juicio, celebrado en noviembre de 2006 en la Audiencia vizcaína, asumió que había clavado «un cuchillo en la tripa» a su exmujer, aunque según dijo no tenía intención de matarla.

Fue condenado a 17 años y nueve meses de prisión por los delitos de asesinato con alevosía, maltrato habitual y quebrantamiento de condena. El tribunal le prohibió también acercarse a menos de 500 metros de los niños durante veinte años y a pagarles una indemnización de 86.000 euros a cada uno. Durango salió en manifestación para reclamar a las instituciones que los pequeños, acogidos en un centro de la Diputación, volvieran al pueblo como había sido la última voluntad de la mujer. La presión popular logró que los críos fueran a vivir con la amiga de Ofelia y sus dos hijos.

El año pasado, tras haber accedido al tercer grado, Felipe Ardanza fue de nuevo juzgado esta vez por amenazar de muerte hasta en cinco ocasiones a la concejala de Igualdad de Durango, Pilar Ríos, cuando ésta se encontraba con su madre en una cafetería, y fue condenado a una orden de alejamiento de seis meses por un delito leve de amenazas y una multa.

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