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Imagen de la estatua de Unamuno en el Casco Viejo. A la derecha, el pedestal sin la escultura. E.C.
El mezquino robo de la cabeza de Unamuno

El mezquino robo de la cabeza de Unamuno

La Memoria Negra ·

Simpatizantes de la izquierda abertzale arrancaron el busto en bronce del escritor bilbaíno en su plaza al final del homenaje a un etarra, en junio de 1999

Miércoles, 18 de septiembre 2019, 00:50

«Se la pasaban unos a otros como si fuera una pelota de rugby», comparó entonces un testigo del robo. Simpatizantes de la izquierda abertzale, que nunca llegaron a ser identificados, arrancaron la cabeza de Miguel de Unamuno del pedestal en el que había sido colocada en 1984 en la plaza que lleva su nombre, en pleno Casco Viejo bilbaíno. El mezquino secuestro se perpetró sobre las ocho de la tarde del 7 de junio de 1999 al término de un homenaje a Txabi Etxebarrieta, primer etarra fallecido en enfrentamiento con la Guardia Civil, en un aniversario de su muerte.

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Según reflejó entonces el atestado de la Ertzaintza, varios jóvenes se encaramaron al andamio utilizado por los oradores en el mitin, treparon por la columna, de unos tres metros de altura, hasta la efigie en bronce del más universal de los escritores bilbaínos, y con la ayuda de una llave inglesa la desatornillaron. «Les costó, tardaron más de diez minutos en soltarla», explicó una mujer que presenció el incidente. Al acto asistieron cerca de medio centenar de personas, entre ellas algunos cargos electos. Uno se la pasó a otro y así hasta que uno de los ladrones la ocultó en una caja de cartón. Después, los captores salieron corriendo en dirección hacia la calle Ronda y allí se les perdió la pista.

En el fondo de la ría

El suceso generó una ola de indignación en la sociedad bilbaína. «Unamuno ganó la catedra de griego en la Universidad de Salamanca en 1891. Por eso, su cabeza se sostenía sobre una columna corintia que nos recordaba que no estamos ni estaremos a su altura. Él se salía de lo vulgar y lo cotidiano. Un acto así es una vergüenza, la negación de la cultura». Marivi Zabaleta, directora de la fundación Bilbao 700 y viuda del artista que diseñó la columna sobre la que se erigía la imagen, resumió así el sentir de muchos ciudadanos.

Sus detractores no le perdonan sus malos augurios sobre el euskera ni sus críticas al nacionalismo. Antes de este sabotaje, la escultura ya había sido objeto de pintadas con la palabra «españolazo». El Ayuntamiento encargó dos réplicas de la cabeza de Unamuno y casi un año después del robo, Unamuno recuperó su cabeza. La investigación de los especialistas de la Policía Municipal permitió descubrir dónde se encontraba la original. Reposaba en el fondo de la ría. Justo 48 ocho horas después, la pieza robada fue recuperada entre el lodo que dejaba al aire la bajamar, junto al puente de San Antón. Allí la habían arrojado los ladrones dentro de una maleta tras tenerla escondida en un piso. El busto, con los desconchones provocados por la humedad, quedó instalado en la casa consistorial como recuerdo de un ejemplo de intolerancia.

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