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Jefferson Escobar, durante el juicio. Efe
El homicida de Castro que se fugó de prisión en una bolsa de basura

El homicida de Castro que se fugó de prisión en una bolsa de basura

La memoria negra ·

Un joven colombiano, que huyó dos veces de la Justicia, asesinó a puñaladas a un vecino de Santurtzi a la puerta de una discoteca

Miércoles, 16 de octubre 2019, 02:14

La hermosa localidad pesquera de Castro Urdiales, de triste actualidad por el hallazgo de la cabeza desmembrada de un pensionista vizcaíno desaparecido y la posterior detención de su compañera sentimental por homicidio, ha sido escenario en otras ocasiones, pocas la verdad, de sucesos que han quedado grabados en la memoria. El 23 de marzo de 2002, alrededor de las cinco y media de la madrugada, un cocinero de Santurtzi de 33 años, Víctor Manuel Santillana, que había salido de fiesta con unos amigos, fue apuñalado hasta la muerte a la puerta de la conocida discoteca 'Safari' de la calle Ardigales. Dos días después, se detuvo a un ciudadano de origen colombiano, Jorge Alberto O.E., por su presunta relación con el crimen, aunque este hombre fue juzgado y resultó absuelto en 2003 después de pasar injustamente veinte meses en prisión provisional.

En realidad, el autor material del asesinato había sido un amigo suyo, Jefferson Escobar, de 26 años entonces, que huyó a Colombia después del apuñalamiento. Este joven fue identificado gracias a un vídeo de seguridad de la sala de fiestas que grabó cómo se abalanzaba sobre la víctima. Las autoridades colombianas le localizaron y detuvieron en la región de Antioquía y fue extraditado en febrero de 2005. Cuando se encontraba ingresado en la cárcel de Santander a la espera del juicio, el 30 de mayo de 2006, protagonizó una nueva huida de la Justicia, esta vez más espectacular, ya que se fugó de prisión en una bolsa de basura. Todo apunta a que contó con la complicidad de otros presos y que alguien le estaba esperando en la calle. Escobar se metió en la bolsa en la zona de duchas y fue trasladado, probablemente en una carretilla, hasta el cuarto de la basura, desde donde salió por una ventana, trepó un techo y recuperó la libertad.

Esta vez no cruzó el charco sino que se quedó en Madrid y se camufló detrás de una nueva identidad. Se hacía llamar Alex y vivía con una joven española de 17 años cuando los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional le localizaron en un barrio de Madrid. Cuando fue detenido, negó que fuera él pero su huella dactilar le delató.

Nueva identidad

En el juicio con jurado que se siguió contra él en la Audiencia de Cantabria en febrero de 2007 por el asesinato del joven vizcaíno explicó que la noche de autos salió de trabajar en el bar de Castro donde repartía hamburguesas sobre la una de la madrugada y que fue a «tomar copas» con su amigo Jorge Alberto. Cuando, sobre las cuatro de la madrugada, se encontraba orinando en una esquina de la calle Ardigales, un grupo de cinco personas, entre ellas Víctor Manuel, le reprocharon su actitud y le llamaron «guarro». Según declaró, aunque este extremo nunca ha podido demostrarse, le dieron una paliza y tuvo que ir a «limpiarse» a su domicilio. Al salir de nuevo a la calle, llevaba una navaja en un bolsillo que se convirtió en el arma homicida, aunque nunca fue localizada.

El portero del Safari les impidió la entrada a él y a su amigo, que volvieron a encontrarse con Víctor Manuel, con el que iniciaron una «fuerte discusión». En medio de la refriega, le cogió con una mano de la camisa y con la otra le fue clavando el filo del arma blanca en el pecho, el cuello, el tórax y el vientre. Jorge Alberto reconoció en el juicio que no se esperaba una «reacción así» de su conocido y que al ver la sangre, salió corriendo. Consciente de lo que acababa de hacer, Jefferson cogió el coche y se fue a la estación de autobuses de Bilbao y de ahí a Madrid, desde donde cogió un vuelo a Colombia.

Finalmente, en febrero de 2007, casi cinco años después de los hechos, la Justicia habló y el joven colombiano fue condenado a 18 años de prisión como autor de un asesinato con alevosía.

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