Asesinato en la discoteca Fania
LA MEMORIA NEGRA ·
Un cliente molesto porque no le daban hielos degolló a una chica con un cuello de botella en una sala de fiestas de Deusto en el verano de 2007Secciones
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LA MEMORIA NEGRA ·
Un cliente molesto porque no le daban hielos degolló a una chica con un cuello de botella en una sala de fiestas de Deusto en el verano de 2007Cristina Isabel, colombiana de 25 años, no iba a salir de casa aquella noche del 24 de junio de 2007, pero una llamada de su amiga Cintia le hizo cambiar de opinión. Se quitó el pijama, se maquilló y peinó y se echó a la calle dispuesta a bailar la música latina que le gustaba y a pasar un buen rato en la discoteca Fania, ubicada en la calle Lehendakari Aguirre de Deusto. La joven, que llevaba dos años y medio viviendo en Bilbao con su madre y sus tres hermanos, trabajaba de camarera en el Krunch de la calle Iparraguirre, con la esperanza de ganar el dinero suficiente para traer también a su padre. El hombre viajó desde su Cali natal, pero fue para asistir al triste y nunca esperado funeral de su hija.
Cristina solía sentarse en un taburete junto a la barra del Fania porque creía que «era el sitio más tranquilo». Entre bachatas, merengues y salsas fue pasando la noche hasta unos minutos antes de las cuatro de la madrugada, cuando se desencadenó la tragedia. Alexander M.D., un joven colombiano de 19 años, había estado bebiendo ron con unos amigos en uno de los típicos reservados de grupo de este tipo de salas. «Estaba tomado», según los testigos. Le pidió hielos a una camarera, y como ésta no se los trajo le tiró una cubitera a la cabeza, por lo que fue expulsado del local.
El chico, furioso, pidió desde la calle por teléfono a un amigo que le abriera la puerta de emergencia y regresó al interior. Buscaba al novio de la camarera, con quien había tenido unas palabras, o al joven que le había echado, pero se cruzó en su camino la inocente Cristina, ajena al conflicto. Según la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia provincial, le hundió en la yugular un cuello de botella que llevaba en la mano y la degolló. En un acto de «venganza», la agarró del hombro y le hundió el cristal en el cuello. La joven se llevó las manos a la herida, dio varios pasos y cayó fulminada. Murió en pocos minutos desangrada al seccionarle la arteria carótida, según los forenses que le practicaron la autopsia. Después de la agresión, «volaron botellas y un taburete» en la pista y se iniciaron varias peleas.
Alexander M.D. fue condenado a 20 años por asesinato y a uno y tres años y medio (24 en total) por las lesiones que causó con el cuello de botella a otros dos jóvenes en la discoteca. El asesinato empujó al Ayuntamiento de Bilbao a decretar el cierre de la sala Fania, que no ha vuelto a abrir sus puertas. Se trataba del segundo local clausurado en pocos años por un crimen, después de que la Privée bajara la persiana en noviembre de 2005 tras el homicidio involuntario de un joven ecuatoriano por parte de su cuñado, que quería defenderle de la paliza que le estaban dando los porteros.
Las cuatro de la madrugada de un domingo. Me encontraba en La Palanca charlando con una patrulla de la Ertzaintza que vigilaba la zona. De pronto las comunicaciones por radio empiezan a movilizar a sus recursos hacia la zona de Deusto. Las primeras informaciones alertan de una pelea con heridos en la discoteca Fania. Lo habitual en los últimos años en todos los establecimientos de baile en la zona.
Al llegar al sitio me encuentro con dos ambulancias, una básica y una UVI Móvil, lo cual indica que la cosa parece grave. Empiezan a llegar más patrullas a toda velocidad y con sus sirenas lanzan destellos que ocupan toda la calzada. Están buscando a dos personas y empieza el rastreo con ayuda de agentes municipales. Mientras tanto, dentro del local, las asistencias médicas tratan de salvar la vida de la joven apuñalada, cosa que no consiguen después de más de una hora intentándolo.
Se empieza a llenar de gente los alrededores del local. La familia de la asesinada ha sido avisada y empieza el drama en las puertas de Fania. La radio de 'Ugarteko' narra la búsqueda del asesino y cómo ha sido localizado y detenido en las cercanías. Empieza a hacerse de día. El juez que ordena el levantamiento del cadáver requiere en el lugar la presencia del detenido, que es llevado esposado por agentes de la comisaría de Bilbao. Empiezan los gritos contra él en el lugar. No se le ve muy afectado. Se llevan el cadáver y continúan los gritos de sus familiares, totalmente destrozados. Otra desgracia en una discoteca en la que se había intervenido por parte de la Policía más de cien veces en año y medio. Días después el garito fue cerrado por el Ayuntamiento.
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