La media de edad en la calle más envejecida de Bilbao triplica a la de la zona más joven

Rimer, boliviano de acento argentino («empecé a hablar así cuando viví en la Argentina, pero a mi familia no le gusta nada») también reside ahí y también ve que en materia de seguridad hay amplio margen de mejora. «Se lo he comunicado a Alokabide, pero parece que no le dan mucha importancia». Cuando está contando esto salen del portal unos vecinos, naturalmente jóvenes, que se van a dar un paseo. Bromean y tienen una conversación cordial. «Aquí hay de todo, bueno y malo, supongo que como en la mayoría de los sitios». El entorno es tranquilo, apenas se ve gente. La calle suele estar vacía.

En el otro extremo de Bilbao tanto en términos físicos como demográficos está, en Santutxu, la calle Pintor Aurelio Arteta, la que tiene la población más envejecida de la ciudad: 61,2 años de media. Le da continuidad la plaza Arquitecto Ricardo Bastida, que ocupa la segunda posición, con 60,7. Bulle la zona de actividad callejera. «Sí, la verdad es que hay mucho 'jubileta', la mayoría de mis clientes son personas que han vivido aquí toda la vida», dice Daniel, del bar Hostoperilla. Frente a él, en la misma calle, Marisa Delgado, de la inmobiliaria D&T, aporta una explicación al fenómeno: «Buena parte de la gente que vive aquí son quienes compraron cuando se levantaron estos edificios», en los años 70 del siglo pasado. «Son pisos grandes, caros y muy demandados porque es una de las pocas zonas llanas de Santutxu, así que gente mayor de otras partes del barrio como Fika o Bolueta se quiere venir aquí para evitar las cuestas».

Los datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) sobre las edades medias por calles ofrecen una visión curiosa de la ciudad. Entender lo que ocurre en las más jóvenes no tiene mucho misterio. En Epetxa ya se ha explicado lo que pasa. En otras, como Ramón Rubial (bajo la torre Iberdrola) y Ballets de Olaeta (el edificio nuevo en la margen derecha del Canal de Deusto próximo al IMQ) la situación es otra, porque son zonas muy cotizadas; dos calles cortas también, de un par de portales de muy reciente construcción, pero habitados por familias jóvenes con recursos y con niños que bajan el promedio de edad, que no llega a los 30 años

Pero no hay que engañarse: las zonas con las edades más bajas de la ciudad no suelen estar en estos emplazamientos tan caros, sino en lugares donde se han levantado promociones con elevados niveles de protección pública en los últimos tiempos. Hay varias calles que apenas superan los 30 años en la zona de Rekalde próxima al polideportivo de El Fango, en Bolueta, en Otxarkoaga, en la zona de Santutxu que linda con Atxuri (Ortutxueta). También en emplazamientos de atmósfera rural como el grupo Buenavista o Larraskitu, en la subida al Pagasarri. Miribilla, pese a ser el barrio más joven, el único con menos de 40 años de edad media (37,5), y donde están también las secciones censales más bisoñas, no tiene ninguna calle entre las más jóvenes porque los niños más pequeños, que son los que bajan el promedio, están en promociones inmobiliarias más recientes en otros barrios que, en su globalidad, están más envejecidos.

Más peliagudo que ubicar a los jóvenes es explicar por qué hay calles que envejecen mucho más que la media. En algunos casos extremos, que no hemos considerado para este análisis, el motivo es que hay una residencia de personas mayores o muy poca población para elaborar una estadística concluyente. Por ejemplo, en Intxaurtxueta (Rekalde), con 77,6 años de media. Eso es una anécdota, claro, como lo que ocurre en la carretera de Artxanda o en el monte Avril.

Al margen de lo anterior, la clave para entender por qué algunas calles tienen un vecindario mucho más veterano que la media parece estar en el año de construcción de los edificios. Coincide que las más envejecidas son las que tienen inmuebles levantados entre los años 60 y 70 del siglo pasado. Ocurre en las de Santutxu mencionadas al principio de esta información. También en otras como Amadeo Deprit Lasa y Torre Gorostitzaga (ambas con más de 59 años de edad media) en el barrio de Begoña; en la Avenida de las Universidades (58,3) en Deusto; así como varias calles en los barrios de Abando, Rekalde o San Ignacio que se van por encima de los 55 años de edad media. Como en los dos casos de Santutxu del principio, todo apunta a que esos edificios fueron estrenados por unos jóvenes que cinco o seis décadas después se han hecho mayores.

Tiene todo esto que ver con la tradición típicamente española de comprar piso en propiedad y convertirlo en un castillo donde envejecer. De ese modo, la evolución de las distintas zonas de la ciudad está condicionada por cuestiones puramente biológicas. Calles con edificios una o dos décadas más antiguos, de los años 40 o 50, tienen población más joven por puro relevo generacional (en barrios como Abando o Deusto, por ejemplo). Y qué decir del Casco Viejo o Bilbao la Vieja, con una media de edad muy inferior a los casi 47 años del conjunto de la ciudad.

Confirma esta hipótesis lo que ve cada día Ana Acasuso, vicepresidenta de los agentes de la propiedad inmobiliaria de Bizkaia y directora de la firma En Casa de Ana. «Las zonas con más gente mayor son aquellas donde los propietarios compraron en los años 60 y 70», certifica. Y en lugares de más antigüedad las cosas cambian. «Ahora, en Deusto, estamos vendiendo muchísimas herencias y está entrando gente de mediana edad y con niños».

«Son importantes los relevos generacionales», asume el urbanista Juan Alayo. Aunque todo esto también tiene que ver, naturalmente, la cuestión socioeconómica y aspectos como la inmigración, que juega un papel importante para explicar la situación en calles como San Francisco (con 40,9 años de edad media).

¿Es bueno que haya tantas diferencias entre calles en materia de edad? «Yo creo que una mezcla relativamente homogénea es sana, enriquece, ofrece más posibilidades de interactuar con otros y de entenderlos».