Las matronas de Bizkaia, por primera vez en huelga para reclamar que se «garantice» la atención a las mujeres

La portavoz del sindicato de enfermería Satse, Amaia Mayor, ha cifrado en «más de un 80%» el seguimiento de este paro y ha destacado que, «con los servicios mínimos, hay más matronas en las unidades de partos que un día habitual». «Igual tenemos que hacer una huelga indefinida para garantizar la asistencia a las mujeres», ha lanzado antes de censurar que el Servicio Vasco de Salud «no se sienta a negociar» con el colectivo y que no han recibido «respuesta» a su petición de «convocar la mesa sectorial» para abordar la falta de profesionales, que deberían «duplicarse» para alcanzar la media europea.

El Departamento vasco de Salud, por su parte, ha asegurado que el seguimiento ha sido «del 0% en el turno de noche y del 31,11% en el de mañana».

La secretaria general del sindicato ha reclamado que «se cubran ausencias desde el primer día» y una «política de contratación» que garantice que «las matronas que están aquí sigan trabajando con nosotras, que muchas se cansan porque están de manera eventual y se buscan otros espacios de trabajo menos precarios». Pero también que «vengan de otras comunidades», que no lo hacen porque «los contratos que se les ofrecen no les permiten establecer un plan de vida aquí».

En esa línea, una matrona con más de quince años de experiencia exponía la necesidad de hacer «contratos interesantes», porque además hay «muchas profesionales de aquí trabajando en el extranjero que querrían volver». La «carencia» de trabajadoras, que deriva en que, por ejemplo en verano, «si una mujer tiene una vulvovaginitis o unos picores se quede totalmente desatendida», se está agravando a medida que se producen «jubilaciones».

Otra profesional, que tampoco quería revelar su identidad –las trabajadoras aluden a las «presiones» que recibieron los anestesistas que denunciaron irregularidades en una OPE–, apuntaba que «estamos pagando los nueve años en los que no se formaron matronas». Lamentaba que «nos vemos con la soga al cuello» y que, para prestar servicio, «nos cubrimos entre nosotras». Sin embargo, explicaba, cada vez que llegan los periodos vacacionales «tenemos que renegociar las condiciones» con Osakidetza, que «escatima en gasto» y «quita una matrona de aquí, otra de allá, te pone como localizada...».

Esta matrona se confesaba «desgastada» y «con la sensación de no llegar a todo y no poder cubrir emocionalmente» las necesidades de las mujeres que acuden a dar a luz. Aseguraba que , generalmente, trabajan siete en el área de partos de Cruces, seis para trece salas de dilatación y una para «la adaptación de los recién nacidos». «En el turno de noche en ocasiones somos una menos, con lo que tenemos una triplicación, que es un riesgo para la atención, mientras que el criterio de calidad recomendado por la OMS es una matrona por mujer», insistía.