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A 'Los Manolitos' les encanta el mote. Les llaman también 'Los brujos de Matiena' porque lo que hacen se parece mucho a la magia. En los siete años que David, Josean y Marta llevan al frente de la administración Hiru han repartido unos 35 millones de euros, incluido un Gordo de Navidad. Son el único despacho de lotería de Traña-Matiena, un barrio de Abadiño de 4.000 vecinos. Repartida la lluvia de millones equitativamente entre todos sale a más de 8.000 euros por cabeza. Habrá pocos barrios, no ya en Bizkaia sino en toda España, más afortunados que éste.
En tres días volverán a tentar a la suerte, que están «en racha». En 2016 repartieron 20 millones del Gordo, hace un mes 5 millones del primer premio de la Lotería Nacional, en 2016 el 'Niño' les bendijo con un pico de 3 millones, casi dos habían repartido dos semanas antes en la Lotería de Navidad... Además, un ramillete de premios más modestos que han medio resuelto la papeleta a muchos vecinos. No se ven chaletes de lujo ni cochazos por las calles pero «muchas familias han quitado la hipoteca». No será por bancos, que a 200 metros de la admnistración hay cinco sucursales, una casi al lado de la otra. «Conozco a gente que le ha tocado el Gordo, el Niño, el otro día la Lotería Nacional...», desvela David Lobato sin dar nombres.
- Y el lotero, ¿también ha sido afortunado?
- Del Gordo de 2016 llevábamos un décimo los tres socios. Luego la gente empezó a hablar y llegaron a decir que llevábamos tres cada uno, pero no.
Eso son 400.000 euros a repartir entre tres que se quedan en 320.500 porque Hacienda se lleva el 20%. «Aquel año prometí que si nos tocaba la lotería me teñía el pelo de azul y lo hice. Y ahora mira a Josean, se ve que se llevan las camisas de cuadros...». Le lanza la broma al socio, que se echa a reír. Y explican la chanza: «Yo no usaba camisas de cuadros desde la comunión, pero dije que si dábamos algún premio importante me vestiría así durante un mes». Está a punto de cumplirlo porque el pasado 23 de noviembre repartieron 5.220.000 euros del primer premio de la Lotería Nacional. De ese, ellos no 'rascaron' nada. «Vendimos 87 boletos, 6.000 euros de premio cada uno. La mayoría los vendió un restaurante familiar de Soraluce. Les hicieron un reportaje el otro día, y en la foto salieron hasta la amama y el perro. Me emocionó ver a aquella señora tan feliz por haber repartido ese dineral».
Otros quince boletos los vendió el Bar Oregi, que regentan desde hace siete años Mariana y Toni en Matiena, a tres minutos andando de la administración. «Siempre vendemos todo, pero esa semana, casualidad, devolvimos muchos y solo vendimos quince décimos». Uno lo llevaban ellos: «Venderlo sin tenerlo... Eso no puede ser», se sonríe Toni mientras despacha cafés y potes a los parroquianos. «Me enteré de que nos había tocado cuando venía con mi hijo del partido de fútbol. A ver si cae algo en Navidad, ahora que estamos en racha».
Con esa esperanza se acercan estos días a la Administración Hiru vecinos de Matiena y de otros pueblos. «Nosotros vivimos en Iurreta pero David, el lotero, fue mi monitor y hemos venido a comprar aquí a ver si nos da suerte. Hay que ahorrar para el futuro de Naiara, que el material escolar está caro». Y le pasan por la espaldita el décimo a la pequeña, que va a hacer tres meses. «Gorka, te he dado el Gordo, así que ya puedes tirar los demás décimos que llevas, que el bueno es este», bromea David.
Desde que reparten millones un año sí y el otro también, los vecinos se le encomiendan con una fe que abruma. «Me dicen que elija yo el número, menuda responsabilidad...». A Óscar Telletxea, jubilado que está de paseo con la bici y el perro, le da uno acabado en 17. «Estaba llamando a 'la jefa' para que me dijera qué terminación coger, pero me he quedado sin batería, así que lo dejo al azar».
Santos Talavera, vecino de Durango, prefiere guiar un poco a la diosa Fortuna, darle una pista. «He cogido el número que juegan en Gorabide, me llevo dos décimos». Ha aprovechado que bajaba al supermercado para hacer cola en la administración, donde el trajín no para. Se lamenta Santos de que en un barrio tan afortunado como éste a él le haya sido esquiva la suerte hasta ahora, y sueña en clave modesta: «A ver si recupero al menos lo jugado. En Navidad no perder ya es ganar», se conforma el hombre.
Al final de la cola, Ainhoa Asenjo, de Barakaldo, aguarda para comprar un décimo para su madre. «Yo juego alrededor de 200 euros cada año, pero a mí nunca me toca. A ver si comprando aquí... que se ve que están en racha». Y es verdad que cuando una compra un boleto en una administración tan afortunada como ésta tiene el pálpito de que esta vez sí, que esta vez toca. Para los más escépticos, un cartelito al lado de la ventanilla garantiza que 'Aquí es donde se cumplen tus sueños'.
- Con la fama que han cogido recibirán peticiones de números locos.
- Nos piden mucho el Gordo que tocó hace tres años, que encima acababa en 13, que es una de las terminaciones preferidas de la gente pero no lo tenemos. De hecho, lo tuvimos de casualidad. Hicimos amistad con una mujer que tenía una administración en Madrid y empezamos a cambiarnos lotería en 2014. Ese año no tocó, al siguiente tampoco, pero al otro sí: 50 décimos nos cambiamos, y fueron los del Gordo. Si nosotros repartimos 20 millones de euros, imagínate qué pepinazo metieron ellos, porque vendieron los otros 1.650 décimos del número, que lo llevaban íntegro. Desde ese año lo tienen agotado siempre, no me atrevo a pedirles porque les pongo en un compromiso.
Atiende David con ese humor que gasta siempre. «Si es que es poner un pie en la calle y ya me dicen: 'Venga, a ver si este año toca', 'A ver si hay suerte...'». Oye la vecina de arriba de la administración el trajín de los loteros con las periodistas y se asoma a la ventana: '¿Qué pasa, tocó ayer la lotería?'. Lo dice como quien lo ha dicho otras veces, como si no fuera algo tan excepcional. Y es verdad que en Matiena lo excepcional se está haciendo norma. Por una vez nos piden a los periodistas que volvamos pronto. A ser posible este mismo domingo, a brindar con champán a las puertas de la administración. «¡Eso significará que nos ha vuelto a tocar!».
El 13, el 5... son las terminaciones que primer se agotan. La primera porque se ve queno somos excépticos -o sí- y la segunda porque es el número en el que más veces ha terminado el Gordo. A partir de ahí, fechas de bodas, cumpleaños, el año que ganamos la Liga... y eventos varios. «Llamó el otro día una señora preguntando por un número que teníamos. Era un número nada excepcional y le pregunté si coincidía con el nacimiento de algún hijo. 'No, no, es la fecha de mi divorcio'. 'Ah, pues felicidades', le dije».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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