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Dos años de trabajo en equipo ha dedicado el obispo de Bilbao, Mario Iceta, a la elaboración del documento 'Sembradores de Esperanza', una amplia reflexión que la Conferencia Episcopal española ha tomado como su catecismo contra la eutanasia y a favor de los cuidados paliativos. ... El trabajo ha recogido aportaciones tanto de médicos, enfermeras y trabajadores sociales, como de pacientes y sus familias. «El ser humano lo es hasta el día de su muerte», advierte el prelado «con independencia de su situación y condicionamientos». No importa que haya perdido su memoria o su capacidad de amar. «Importa su condición humana», destaca Iceta, que en esta entrevista con EL CORREO explica por qué la Iglesia intentará convencer al Gobierno de la necesidad de regular los cuidados al final de la vida, más que la eutanasia o el suicidio asistido.
- Le ha tocado un papel difícil...
- No me parece un tema difícil, sino más bien apasionante. Llevo 29 años dedicándome a ver qué podemos ofrecer a las personas en situación de enfermedades graves o terminales, desde que me licencié (en Medicina y Cirugía) en 1990.
- ¿La muerte es un derecho?
- La muerte es un acontecimiento de la vida, al que todos estamos apuntados. Como nacer y vivir, forma parte de la biografía propia.
- Cristo eligió morir.
- Cristo lo que hizo fue entregarse por amor. No es que él decidiera morir; se entregó y lo mataron.
- ¿Hemos prolongado la vida inútilmente, más allá quizás de los límites de la naturaleza?
- Esa es una afirmación arriesgada. La esperanza de vida va en aumento, depende dónde. En África ronda los 40 años y en nuestro entorno los 85 ó 86. Hemos alargado la vida porque lo natural es que el ser humano quiera vivir y ser feliz viviendo.
- ¿No llega un momento en que ya no puede ser llamada vida?
- No entiendo la pregunta.
- ¿Puede llamarse vida a la de una persona que ni siente ni padece, que solo está como un vegetal?
- Un ser querido no es un vegetal, sino un familiar que te ha dado la vida, alguien a quien quieres, cuidas y forjas con él una relación de amor, cariño y cuidado.
Reflexión: «Somos una población envejecida; puede haber enfermos incurables, pero no incuidables»
- Claro, pero hablamos de la voluntad de los pacientes, no la de las personas que le quieren, ¿no?
- Sí, pero dándonos cuenta de que nuestra vida se relaciona con la de los demás. No vivimos solos. La vida propia es un don para compartir, para gozar. El Papa Francisco en una exhortación a los jóvenes dice «No penséis tanto quién soy yo, sino para quién soy yo». Y él responde «eres para Dios y para los demás». Eso me parece importante. La vida no es un recipiente cerrado, sino que crece cuando se entrega a los demás.
- Salvo la vida eterna, que es una cuestión de fe, ¿no termina todo, incluso la esperanza?
- No estoy de acuerdo. Este documento lo hemos titulado 'Sembradores de esperanza'. En situaciones de dificultad es cuando mayormente se puede expresar ese compromiso hacia los demás. Es entonces cuando se trata de acompañar, aliviar la soledad, el sufrimiento emocional y el físico. Para los creyentes, la esperanza se encuentra en un Dios que nos acompaña. Generar esperanza y afecto es algo muy necesario no sólo en la enfermedad, que pone en crisis nuestra vida, sino en toda circunstancia.
- Pero nadie quiere el sufrimiento para sus seres queridos y menos para sí mismo.
- Esa es una cuestión fundamental, porque no estamos hechos para la muerte. El 'Libro de la Sabiduría' lo dice taxativamente. «Dios no nos creó para la muerte. Dios nos creó para la vida». Y Jesús dice «Yo he venido para que tengáis vida». Por tanto, es normal que el ser humano huya del sufrimiento.
- ¿Entonces...?
- Entonces, aliviar el sufrimiento se convierte en un deber ético de primer orden; y a eso se dirige la medicina paliativa. El objetivo, y hay modos de hacerlo, es aliviar el sufrimiento, no suprimir a la persona que sufre. A eso se dirige la medicina paliativa, incluso cuando llega a terapias como la sedación profunda. Estamos hechos para el bien, el gozo y la vida. Huir del sufrimiento y el dolor es muy humano.
- El médico Marcos Gómez Sancho, introductor de los Cuidados Paliativos en España, decía que «75.000 desdichados mueren cada año en nuestro país con dolor».
- Hay en España unos 126.000 enfermos susceptibles de cuidados paliativos, pero unos 60.000 no los reciben. Necesitamos una Ley de Paliativos para ayudar a las personas que sienten dolor y soledad. La ley de Dependencia fue un buen paso: cómo ayudar a las familias con personas mayores. En esa línea se ha de impulsar una Ley de Paliativos, para proporcionar alivio, ayuda y consuelo a las personas que sufren.
- ¿Dónde queda la libertad individual?
- La muerte nos viene dada, forma parte de la propia biografía.
- «La dignidad de la persona se sitúa en el hecho de ser humano, con independencia de la salud». ¿Qué quiere decir con eso?
- Ahí radica la dignidad. Cada ser humano es un don irrepetible. Cuando se ama a una persona se relativizan ese tipo de condiciones. Unos padres aman a su hijo y les es indiferente que sea alto, bajo, hipertenso, con estudios o una discapacidad. Lo quieren porque es un don, no por sus cualidades, que son secundarias.
- ¿Un ser humano sigue siéndolo, cuando ha perdido todo lo que nos define como tales: la capacidad de razonar, de amar, de empatizar...?
- Haría la pregunta al revés. Si no es humano, ¿qué es? ¿Pasa a ser coliflor, planta, un animal? El ser humano lo es hasta el día de su muerte. No hay personas que no sean seres humanos, con independencia de su situación y de sus condicionamientos; y se merecen un respeto, un aprecio y un cariño.
- Dice que el actual debate se ha planteado como una cuestión ideológica, ¿no médica ni humana?
- Sí, porque la medicina da respuesta a estas situaciones. La Organización Médica Mundial acaba de ratificar hace un mes que no es lícita la eutanasia, ni el suicidio asistido. La medicina tiene como base aliviar el sufrimiento, ayudar a crecer y a vivir, no eliminar la vida humana.
- En el diseño político de nuestra forma de afrontar la muerte, ¿pesan los votos, el coste económico de los cuidados paliativos... qué?
- No lo sé, habría que preguntárselo a los políticos y a los partidos.
- ¿La muerte nunca alivia?
- La muerte es una separación de un ser querido. Encontrar un sentido a la trascendencia es muy importante. Por eso, la medicina paliativa debe incluir atención espiritual. A menudo, el enfermo necesita una visión trascendente de lo que le ocurre.
«Somos una población envejecida. Necesitamos una Ley de Cuidados paliativos, más que de eutanasia o suicidio asistido», reflexiona el obispo de Bilbao. Doctor en Teología y también en Medicina y Cirugía, Iceta tiene la atención al moribundo metida en su ADN. Licenciado en 1990, se formó como especialista en la unidad de Paliativos del hospital San Juan de Dios de Granada, donde aprendió que «tenemos mucho que aportar a las personas que sufren y a sus familias». Piensa que los grupos y partidos que defienden la eutanasia «se aprovechan» de casos extremos; y tiene una petición para el próximo Gobierno: «Puede haber enfermos incurables, pero no incuidables. Hay que cuidar a los enfermos, a sus familias y sostener la red asistencial».
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