«¡Vivan los novios y que viva la alegría!»

Aunque la lluvia ha entorpecido los preparativos –se ha tenido que trasladar el enlace al interior–, finalmente han podido celebrar parte del festejo en los jardines de la residencia. «Ha sido un éxito, los mayores han disfrutado del ambiente y se han sentido acompañados», declara a este periódico el director de las instalaciones, Rafael Carriegas, quien mantiene que ha sido muy «emocionante» y ha habido «muchas lágrimas».

Una de las usuarias emocionadas era Charo Careaga. «Una boda es mejor que un funeral, aquí hay bastantes sorpresas, casi todas buenas», comenta la mujer, que no pensó que la invitación fuera para ella. «Pensaba que era una inocentada de alguien de la casa», afirma, pero al ver cómo se preparaban las instalaciones –«de cinco estrellas»– ha alucinado y comenzado a creerse la realidad del enlace. «¡Vivan los novios y que viva la alegría!», gritaba alegre Careaga.

«La fiesta es fiesta, muchas gracias por la invitación, han sido muy atentos y amables», declara Piedad, de 94 años. «A mí estas cosas me gustan mucho, la alegría gusta a todos». Crisanta Ortega se sumaba a la premisa. «¡Esto es muy emocionante!», alegaba. La mujer, que ha estado acompañada por su hija –el resto de sus familiares trabajan– se alegraba particularmente de la celebración ya que «no había visto antes algo así. Me sorprende. No conozco a los novios pero me hace ilusión. La invitación, con flores, fue muy bonita, no me lo esperaba», relata alegre. «Nos dijeron que no había que llevar regalos y bien, porque yo no tengo mucho más para regalar», añade entre risas.

Se trata de un evento organizado por la propia residencia, que también acogió un enlace en 2016, en el que estuvieron presentes usuarios y familiares. ¿Por qué? Por la «ilusión desbordante» que genera la boda a los mayores, afirmó Carriegas. «Una mujer que vive aquí con nosotros nos decía muy contenta que llevaba 23 años sin ir a una celebración». Es, al fin y al cabo, un regalo que les brindan a los mayores, «y que les hace volver a sentirse vivos».

Esta bonita iniciativa, que ha tenido una gran acogida, tiene como objetivo que los usuarios de la residencia no se sientan solos. Y es que, los trabajadores de las instalaciones baracaldesas han detectado en muchos casos que los mayores no son invitados a eventos familiares de este tipo, con excusas como que se van a aburrir o se lo van a pasar mal, como sucedió hace poco con un nieto que no quiso que su propia abuela estuviera presente en su boda. «Queremos que se vuelvan a sentir importantes», declaró Carriegas.