Diana Martínez
Muskiz
Lunes, 17 de junio 2024, 15:22
«Bizkaia es territorio ferrón», destaca la diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte, Leixuri Arrizabalaga. Y muestra de ello es El Pobal, una ferrería-museo que «no solo preserva un patrimonio de incalculable valor, sino que también ofrece una experiencia educativa y cultural única para todas las personas visitantes». Este lunes, pero hace exactamente 20 años, estas instalaciones abrieron sus puertas como museo vivo de los 500 años de historia del hierro y con el paso del tiempo «ha consolidado su reputación como un referente cultural y turístico en el territorio».
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El Pobal ha conmemorado esta mañana su vigésimo aniversario en un acto institucional con presencia de la Diputación –que gestiona las instalaciones–, la directora Marta Zabala y su equipo, y autoridades, como el alcalde de Muskiz, Eduardo Briones, que han acudido el día en el que hace veinte años se abrió la ferrería al público, marcando dos décadas de dedicación a la preservación y difusión de las actividades preindustriales de Bizkaia, específicamente la fabricación de hierro y la molinería.
Las instalaciones, ubicadas a orillas del río Barbadun y rodeadas de naturaleza, dan testimonio de la «importancia del hierro en nuestra economía, de su rico legado», apunta Zabala. Y es que El Pobal fue la última ferrería de Bizkaia en activo. A mediados del siglo XIX fueron desapareciendo todas las ferrerías del territorio y para la segunda parte del XX ya solo quedaba una, la de Muskiz. «Es un auténtico tesoro que había que salvaguardar». Por ello, la Diputación adquirió las instalaciones en 1990, procediendo a una rehabilitación para preservar su patrimonio.
Desde su reapertura como museo vivo El Pobal ha recibido cerca de 280.000 visitantes, y ofrecido más de 15.000 visitas guiadas. La posibilidad de ver en funcionamiento la maquinaria histórica, como los fuelles de piedra, las ruedas hidráulicas y el martillo pilón, ha sido una de las principales atracciones, con más de 4.000 demostraciones realizadas. «Es lo más singular», recalca su directora. Además, cerca de 6.000 escolares visitan cada año la ferrería, atraídos por su potencial didáctico. Y es que el museo ofrece talleres y actividades que permiten a los jóvenes aprender sobre la historia, la tecnología y el medio ambiente de manera interactiva.
Precisamente las autoridades han podido formar parte de la experiencia este lunes, realizando una visita guiada por las instalaciones y siendo testigos de demostraciones en vivo en las que ferrones muestran su labor con el hierro. Todo acompañado de música. «Han sido veinte años de trabajo que no habrían sido posibles sin la buena acogida del público y la colaboración de expertos. Estamos deseando volar un poquito más, y seguir trabajando para que la ferrería tenga mayor relevancia en la sociedad», zanja Zabala.
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