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Carranza y Lanestosa han recuperado la conexión a internet después de que una vaca se enredase en unos cables de telefonía. Es una frase de ... lo más manida, pero es verdad que una imagen vale más que mil palabras. Y el vídeo que ilustra este artículo, protagonizado por el animal en cuestión cuyos cuernos se quedaron enganchados en unos cables de fibra óptica lo dice todo.
Ocurrió este martes en Carranza y, desde entonces, los vecinos del barrio del barrio de Sangrices de esta localidad vizcaína y en toda Lanestosa están todavía sin internet en sus hogares. Aunque la secuencia del animal enrollado en las líneas de telefonía ha provocado más de una carcajada entre los usuarios de los redes sociales, lo cierto es que en esta zona agrícola vizcaína no están para muchas bromas por la situación.
¿Cómo acabó la vaca así de atrapada en el puerto de Uva, al lado de la carretera general hacia Lanestosa? Pues enredándose con los cables que estaban enganchados a un poste, propiedad de Telefónica, caído. Algo que es muy habitual en todo el valle, según denuncia el alcalde de Carranza, Raúl Palacio. «Este incidente no ha hecho más que poner de relieve el problema que tenemos en el municipio desde hace años y que hasta ahora no se le ha puesto ninguna solución: el mantenimiento de las líneas de telefonía».
¿Y qué tal se encuentra la vaca tras liarse con los cables? «Físicamente estaba bien, pero fue muy complicado acercarnos a ella. Bufaba y nos daba miedo arrimarnos a ella. Desde entonces, no nos quiere ni ver», cuenta su propietario, Ander Mato. Y es que, aunque en el vídeo el animal parece tranquilo y sin moverse, luchó durante largas horas por liberarse de su trampa tecnológica, lo que debió de provocarla una situación de fuerte estrés. Sobre todo, teniendo en cuenta que tiene un ternero de tan sólo cuatro meses. «La vaca ha recuperado sus kilos pero la leche... no da tanta como antes», asegura con pena.
Además, hubo un peligro añadido. Un primo del ganadero había sufrido un día antes el ataque de un lobo a dos ovejas a tan sólo 500 metros de donde se encontraba el astado. «Si hubiera pasado por ahí, se la come porque, al tener los cuernos enganchados, no se hubiera podido defender», asegura.
Pero es que además de esta vaca, otras dos quedaron después enredadas por las patas en la misma zona al día siguiente, aunque, por fortuna, pudieron soltarse solas. Eso sí, una de ellas, a punto de parir, estaba coja y herida. «Tenía todavía restos de cable incrustados en la piel», cuenta Ander que tuvo que llamar al veterinario para poder curarla. «Esperemos que no le pase nada al ternero cuando nazca», confiesa preocupado al tiempo que pone de manifiesto que estos incidentes son más habituales de lo que la gente se cree. «Hace poco le pasó a otro ganadero de una finca cercana con un caballo», denuncia.
Ahora sólo falta que los técnicos vayan al lugar para arreglar el desaguisado, algo que podría suceder este mismo viernes, según cuenta Mato. Eso sí, ha exigido que pongan en pie el poste y no sólo se limiten a unir los cables como suelen hacer. Una forma de actuar confirmada también por el alcalde de Carranza. Palacio critica que Telefónica, la responsable de la línea de distribución de las telecomunicaciones en la zona, no haga nada por solucionar la situación de «postes caídos y cables a ras del suelo, lo que dificulta el trabajo de los ganaderos, el paso de los tractores o la siega de la hierba».
«La compañía actúa solamente para reponer el cable cuando casca no es suficiente, ya que no ponen el poste de pie», corrobora el alcalde. La situación se repite cada cierto tiempo, lo que provoca que «nos quedemos sin fibra de Internet» durante varios días en una zona que también sufre falta de cobertura en la telefonía móvil y muchos cortes de luz, lo que «genera mucha angustia a los vecinos». «Cuando eso pasa parece que retrocedemos un siglo», denuncia Palacio.
Por todo ello, hay «una sensación de abandono generalizado en las zonas rurales de una Bizkaia que va a dos velocidades». «Llevamos pidiendo una reflexión sobre qué tipo de pueblos queremos para evitar que pierdan población. Si no los dotamos de los servicios suficientes y de calidad, como la educación o la sanidad, la gente se va marchando», sostiene. «Nos las vemos y nos las deseamos para ir sobreviviendo», añade con tristeza.
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