Tres meses para restaurar las joyas de la corona del museo Rialia en Portugalete

La Margen Izquierda rebosaba de actividad en la época dorada de la industrialización, con generaciones forjadas a partir del hierro. algo de lo que hoy en día solo quedan vestigios como el Alto Horno de Sestao, cargaderos de mineral en Barakaldo, las minas de Gallarta y los pozos de La Arboleda, por mencionar algunos ejemplos. En recuerdo de las potentes actividades siderometalúrgicas, mineras y navieras del entramado industrial que fueron clave para enriquecer la comarca se levanta Rialia, el museo de la industria ubicado en Portugalete, a orillas de la ría del Nervión.

El edificio cuenta con una sala de exposición interactiva y otra de investigación con equipos informáticos y una extensa bibliografía pensada para aquellos estudiantes universitarios, docentes o investigadores que quieran profundizar sobre la historia industrial más reciente. Los pasillos están repletos de paneles y cuadros que ayudan al visitante a embarcarse de lleno en la época del hierro. En esta zona, entre las exposiciones permanentes –otras son itinerantes–, se encuentran las joyas de la corona del museo: las obras de Juan Luna y Novicio (1875-1899). «El verdadero tesoro de Rialia», afirma la edil de Cultura, Estíbaliz Freije.

Con el fin de seguir poniendo en valor el museo jarrillero, se están llevando a cabo labores de restauración en dos cuadros del artista filipino que reflejan jornadas laborales en la fábrica de La Vizcaya en 1893: 'Era de panes en horno alto' e 'Interior de los talleres de acero Robert'. «Es muy importante tener en las mejores condiciones la colección permanente que el museo alberga», agrega Freije.

Estos delicados trabajos están en manos de la empresa de restauración Equipo 7. Han comenzado estos días y seguirán hasta mediados de abril. Durante este tiempo las personas que visiten Rialia podrán ver 'in situ' la minuciosa labor de Josune Ostio y Nagore Zalbidea. Las profesionales han comenzado a reparar el óleo de 'Era de panes en horno alto', de aproximadamente tres metros de ancho por dos de alto, y posteriormente actuarán en el segundo cuadro, de una proporción algo mayor: cuatro por dos.

«Para abordar cualquier obra hay unos criterios que están basados en las cartas y los escritos del Consejo Internacional de Museos, y hay que conocer la pieza, el pintor y los materiales utilizados», explica Javier de Miguel, responsable de Equipo 7. «Las vicisitudes que ha sufrido el lienzo (cambios bruscos de temperaturas, humedades) han hecho que se oxiden los barnices, oscureciendo los colores, etc. Nuestro trabajo consiste en regenerar esa obra original, con materiales compatibles con la técnica utilizada, sin agredir su composición química. En cada obra hay que buscar una formulación que sea la adecuada y que funcione bien», añade.

Una actividad que busca potenciar los reclamos del museo Rialia, recientemente reformado, que el pasado ejercicio recibió más de 8.500 visitantes, un 30% más que en 2023. El 80% de los turistas provenían de la Comunidad Autónoma Vasca, mientras que el 13% del resto del Estado y el 7%, del extranjero (países como Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos e Italia). También los centros escolares se acercaron a las instalaciones (175 visitas).

Cabe destacar que las exposiciones temporales –dos anuales– tuvieron «gran afluencia de público», sostiene la edil. La del Bosque de Oma de Ibarrola atrajo a 3.000 personas y la de la Plastihistora de la Ciencia, a más de 1.500.