![«Desde el tiroteo en Zubileta vivimos en la calle, no podemos volver a casa porque nos la han reventado»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/12/13/zubileta-escalera.jpg)
![«Desde el tiroteo en Zubileta vivimos en la calle, no podemos volver a casa porque nos la han reventado»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/12/13/zubileta-escalera.jpg)
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El pasado 29 de septiembre el barrio baracaldés de Burtzeña, y en concreto la zona de Zubileta, vivió un incidente que alteró la vida de muchas personas. Un tiroteo entre clanes provocó la muerte de un hombre, dejando además tres heridos y obligando a ... permanecer fuera de sus casas por precaución a varios vecinos. Algunos de ellos regresaron poco después a este enclave, próximo a Zorroza y a Alonsotegi, con temor a que volviera a producirse una situación similar, pero otros todavía no han podido hacerlo. Y han pasado ya dos meses y medio.
Es el caso de seis miembros de una misma familia, entre ellos una anciana de 91 años, que vivían entonces en dos pisos de un mismo bloque. Desde el tiroteo aseguran que solo han regresado a sus casas en una ocasión, al día siguiente del suceso, «para recoger algo de ropa y escoltados por la Policía y la Ertzaintza», relatan a este periódico sin querer identificarse por sus nombres. Días después de lo ocurrido veían inviable regresar a sus hogares por su propia seguridad, hasta el punto de que tuvieron que buscar acomodo en sus propios vehículos, ya fuera en aparcamientos o en zonas apartadas tanto de Barakaldo como de localidades del entorno. Y así continúan. Según denunciaron el pasado 22 de octubre ante la Policía Local, las dos casas donde habitaban han sido asaltadas de manera violenta en su ausencia.
«Reventaron la puerta y nos han roto los baños, los armarios, los muebles... y han tirado todo por el suelo», cuentan todavía incrédulos. «Hicieron hasta un agujero en la pared, pasando de sala a sala de cada vivienda -son contiguas-. Han destruido hasta la escalera del portal». Desconocen quienes están detrás de los destrozos, pero afirman que el autor o autores de los hechos accedieron «por la parte de atrás, por el patio». Lo saben porque pocos días después del tiroteo el Ayuntamiento instaló cámaras de videovigilancia en ese punto. Un sistema que permite grabar y emitir en tiempo real, con un amplio campo de visión y un lector integrado de matrículas, con el objetivo de ampliar el control desplegado en ese entorno y mejorar la sensación de seguridad de los vecinos. Todo apunta a que con escaso éxito.
El miedo a volver al que fue su lugar de residencia durante más de cuatro décadas, unido al estado en el que actualmente se encuentran sus casas, supone «un auténtico calvario» para ellos. «Vivíamos allí tranquilamente, no teníamos trato con los implicados en el tiroteo, y ahora nos ha salpicado esto y lo estamos pagando por ser propietarios. No tenemos dinero para arreglar todo el destrozo que nos han hecho, pero como la casa es nuestra nadie nos da soluciones y tenemos que seguir viviendo en la calle», lamentan.
Un familiar les lleva de vez en cuando comida caliente y les permite asearse en su casa -«o vamos a las gasolineras», precisan-, pero no dispone de espacio para acogerles a todos en casa, ya que vive con su pareja y dos hijos, en un inmueble con dos habitaciones. «Jamás pensamos que nos iba a tocar pasar por algo así, y mira que nos han ocurrido cosas malas», declaran apenados a este periódico. «Sentimos mucha impotencia».
Los afectados llevan ya semanas solicitando una ayuda al Ayuntamiento, pero sin éxito. «Te ves solo, porque no sabes a dónde ir, y te acuestas y te levantas con un bloqueo increíble. Nos dicen que nos tenemos que hacer cargo de nuestras casas, pero cobramos una ayuda, no podemos cubrir los gastos del arreglo. Además, no hay más que ver cómo nos han dejado la escalera: no se puede subir, ni hay barandilla, está todo lleno de cascotes. En esas condiciones cómo va a ir mi abuela con el andador y la edad que tiene», relata desesperada una de las hijas del matrimonio.
Su desesperación les ha llevado a apostarse durante varios días en uno de los pasillos del edificio consistorial, en busca de una solución. «Tienen que tener medios para casos de emergencia. Con una vivienda para todos nos conformamos, pagando una cuota. Qué más quisiéramos que volver a estar como estábamos, pero no podemos. Estamos buscando una ayuda legal, no queremos meternos en un piso vacío. No contamos para nadie. Queremos vivir como personas normales y no como animales», declaran. La abuela es la que peor lo está llevando. «Está fatal. Tiene ataques de ansiedad por las noches, no lo ha asimilado. Se merece un sitio en el que pueda estar tranquila y descansar».
El Ayuntamiento sostiene que la familia ya ha sido recibida en varias ocasiones por las asistentas sociales y por miembros del equipo de gobierno. Asimismo, recalcan que han puesto «todas las medidas a su alcance» para atajar el problema surgido en Zubileta a raíz de la reyerta que terminó con un fallecido. Han tapiado varias viviendas y reforzado la vigilancia de la Policía Local; además del mencionado sistema de videovigilancia, han intercedido ante el área de Cohesión Social para reubicar a algunos menores en otro colegio «y así evitar problemas».
Pero en lo que respecta al caso particular de esta familia, la solución que reclaman se antoja más que complicada. Según apuntan desde el Consistorio, «no es posible otorgar una vivienda municipal a personas que ya tienen vivienda, cuando hay otras familias que sí carecen de ella y necesitan un hogar».
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