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Diana Martínez
Sábado, 17 de febrero 2024, 19:32
Bilbao, Barakaldo, Portugalete y otras localidades vizcaínas ya celebraron la semana pasada su Carnaval, pero este sábado le toca a Sestao y Santurtzi. La fiesta no cesa en la Margen Izquierda, donde centenares de personas llenan de ambiente y color las calles con sus disfraces. ... Abejas, Barbie, Mario y Luigi, chefs, vikingos, hippies, familias de las cavernas, avispas... Hay de todo. La comarca ha dado rienda suelta a su creatividad para disfrutar de una jornada festiva a lo grande.
Mientras que esta mañana en Sestao el protagonismo ha estado en decenas de mascotas con el particular desfile de perros, gatos y todo tipo de animales ataviados con divertidos disfraces, por la tarde los focos han estado sobre los vecinos. Centenares de personas se han ataviado en sus trajes y creaciones para participar, desde dentro o desde las calles, del gran desfile del municipio fabril, que ha comenzado a las 18.30 desde la plaza del Kasko.
El esfuerzo en lograr el mejor disfraz por parte de cada grupo dificulta elegir los más originales y llamativos. Desde los trajes de indios portados con elegancia por Paula, Silvia, Alejandro, María Antonia, Anastasia, Igor, Marcel y Salah, hasta las aves fénix de Marta Santamaría, Lierni Orozko y Virginia Portillo, que han hecho un gran trabajo. «Queríamos llevar alas, así que hicimos una mezcla de ideas y después de mucho pensar llegamos a eso. No queríamos ir de pájaro porque está muy visto», explican las chicas.
Un gran espectáculo que cientos de personas han admirado desde las principales calles de Sestao. Entre ellos se encontraban José Gordillo y Ainise Reyes, junto a la pequeña Mara, disfrazados de perros dálmata. «Me han obligado a comprar esto hoy mismo», desvela el hombre, aunque todo sea por el «ambiente». En los alrededores de la plaza del Kasko, atentos a todos los grupos participantes, también están Daniel Gutiérrez, ataviado en un disfraz de gorila de cuerpo entero, Gotzone Sánchez y el joven Ugaitz Luna, ambos de cerditos. «Hacer el tonto y pasarlo bien es lo que más nos gusta», afirman.
Si alguna película ha revolucionado el mundo en el último año ha sido la de 'Barbie', cuyo impacto se ha visto en prácticamente todas las fiestas de Halloween y Carnaval. Txema Aguayo y Natalie Poltorak han traído esta estampa a Sestao. «Se me ocurrió en verano, tras ver el film», afirma la mujer. Todo está hecho a mano. «A la gente le ha hecho gracia, espero llevarnos algún premio», cuenta él, aunque se lo lleve o no tiene claro que el objetivo es «divertirnos, nos encanta esta fiesta».
Los tambores también han resonado en Santurtzi, que este sábado celebra su Carnaval marinero. Las principales calles del desfile estaban repletas de personas para disfrutar del ambiente que se genera con la gran bajada, que ha partido a las 18.30 desde el parque de la Sardinera. «Es impresionante, algunos grupos se lo curran mucho, tienen unos medios magníficos», expresa Katia Ortueta, que ha disfrazado a su pequeña Ália, de once meses, de abejita. «Nos pareció que la niña estaba adorable. Estuvimos pensando más en cómo disfrazarnos nosotros para ir en conjunto con la niña que lo contrario, y al final, como somos sus cuidadores principales, y los apicultores cuidan de las abejas, pues decidimos vestirnos de apicultores», cuenta la mujer. Esta es una fiesta importante para ellos pues es el primer Carnaval para el bebé. El primero de muchos, porque les «encanta», advierten entre risas.
Unos metros más abajo se encuentra Jon Caballero, que ha improvisado un disfraz de cerdito. «Tenía unas orejas monísimas de cerdito en casa y un chubasquero rosa, así que recorrí los bazares y completé el disfraz con una camiseta, mallas, una colita que se riza, maquillaje y brillantina rosa para la cara», detalla orgulloso de su creación. «Es improvisado pero me ha quedado muy chuli», admite con ganas de disfrutar de esta jornada festiva, pues por motivos de trabajo lleva «cinco años» sin celebrar este día. Y le encanta el Carnaval, sobre todo porque «se da rienda suelta a la creatividad y todo el mundo olvida el sentido del ridículo. Además, ir disfrazado hace la fiesta más divertida».
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