«Son salvajes, están asilvestrados»

«Son salvajes, están asilvestrados», exclamó Olga Bayon, que vive en el mismo edificio que la familia conflictiva. Desde octubre del pasado ejercicio tanto ella como el resto del vecindario han sufrido «robos, incendios, amenazas... Es de locos», contó. «A los niños del Dinamo les han robado mochilas y balones, todo lo que pillan». La misma situación ocurre con los trasteros. «Han robado en todos menos en tres. Me he tenido que gastar 150 euros en seguridad, pero duermo tranquila, sé que ahí no entran», comentó Bayon, quien también destacó molestias por ruido. «Cuando tienen dinero el piso parece una discoteca. Y se juntan muchos, han llegado a ser hasta diecisiete personas viviendo ahí».

Mostrando la unidad del barrio, tal y como muestra la pancarta –'Unidos por una convivencia digna'–, centenares de personas se echaron a la calle para protestar por la inseguridad que viven en el barrio por culpa de algunas familias conflictivas que residen en el número 80 de la calle Regales, un edificio de viviendas de alquiler social. Algunos inquilinos, según afirmaron los vecinos de la zona, corresponden a los 'okupas' que protagonizaron altercados en 2019 en la calle José Miguel de Barandiarán. Tras lograr su desalojo del centro del municipio, entraron en el sorteo de estos pisos en San Juan y salieron agraciados. El barrio, conformado por trabajadores llegados de toda España en la segunda mitad del siglo pasado, «siempre ha contado con personas de todo tipo, y nunca ha pasado nada, hasta ahora, y no estamos dispuestos a que se convierta en un gueto», remarcó Bonilla.

La protesta comenzó a las 19.00 horas en la calle Almirante Churruca. Desde ahí fueron recorriendo las diversas vías del barrio hasta culminar en Regales, ante el edificio donde residen las familias problemáticas. Patrullas de la Policía estaban presentes, no solo por la propia manifestación, sino porque varios agentes vigilan la zona de forma perpetua debido a la inseguridad que se vive en el barrio. Tal y como avanzó este periódico a principios de semana, se ha iniciado un proceso de desahucio por impagos, ya que algunos inquilinos que han protagonizado destrozos en el edificio no están abonando el alquiler al Gobierno vasco.

«Entendemos el hartazgo de los vecinos pero una solución rápida no existe. Por parte del Ayuntamiento ya se ha hecho lo que hemos podido. Hay que tener paciencia y esperar a que el juez dicte sentencia», explicó la edil de Seguridad Ciudadana, Itziar Utrera. Entretanto, los vecinos del barrio viven con inseguridad. Los pequeños canteranos del Dinamo –donde hace unos días robaron la moto a un directivo en la entrada del campo y varios balones en los últimos meses– salen «atemorizados» de los entrenamientos «por lo que les pueda pasar», lamentó Miguel Collazos, de la asociación de familias. Por todo ello, el tejido asociativo dejó claro que no pueden seguir así, «tienen que tomarse medidas ya».