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Diana Martínez
Santurtzi
Viernes, 5 de abril 2024, 12:52
«Envejecer activamente y al ritmo de la sociedad», remarca Ixone Andreu, edil de Acción Social de Santurtzi. Esta es la premisa del servicio de amigabilidad digital, un programa municipal dirigido a mayores de 60 años que se pone en marcha por tercer año consecutivo en los centros de mayores, ya que «las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados» y para este colectivo «se crea una brecha a la que hay que hacer frente». Aprenden de todo. Desde lo más básico como aprender a manejar el ratón o escribir cuatro palabras en un documento de Word hasta realizar trámites por internet. Más de 120 personas se han apuntado al programa de tres meses que incluye un temario abierto a las inquietudes de los usuarios.
En las clases «partimos desde cero», advierte Juan Crespo, uno de los profesores. Encender un ordenador, navegar por internet, hacer una presentación de Power Point, instalar programas, descargar música y vídeos, pedir cita en Osakidetza... «Dentro del día, tenemos un horario para clases particulares de móviles, sobre lo que ellos piden. Hacer un collage de fotos, una videollamada, utilizar el WhatsApp o el paso del móvil antiguo de teclas y tapa a uno nuevo táctil. A muchos les cuesta manejar el dedo en la pantalla».
El 80% de los usuarios son mujeres, «muchas de ellas han trabajado y saben controlar pero perdieron la rutina y se están activando de nuevo», apunta Crespo. Una de ellas es Paki Palma, que al principio estaba «un poco pez», admite, pero las clases la han ayudado bastante y ahora se siente una «alumna aventajada, se me da bien», cuenta. Antes «ni siquiera sabía encender el ordenador, pero ahora sé manejarlo», añade.
Ricardo Martín está jubilado, «mental y físicamente», aunque se mantiene activo. Y lo demuestra en este programa. Durante su primer día en el centro de San Jorge estuvo dándole a la tecla y tomando apuntes en un cuaderno. «Estamos un poco atrasados con el tema de la tecnologías, nos hemos quedado desfasados», admite. Para Teresa Gómez, con sus 84 años muy bien llevados, también le es «difícil» habituarse a las tecnologías, pero nada la para. «El secreto es la alegría y la actividad, hay que apuntarse a todo lo que haya». «En la pandemia se echó tan en falta a la familia que se requiere la cercanía de ellos, que los críos crecen muy deprisa», afirma. Ese es el motivo por el que busca aprender. «Hablo con mi nieta por videollamada, que está de Erasmus en Francia, y le estoy enseñando a cocinar ella sola», comenta.
«Esto me da autonomía», expresa Martín de la Fuente, otro usuario que «tenía ganas de venir y aprender más por mí mismo, por no preguntar a los hijos». De momento va poco a poco y «todo» le suscita dudas. «Trámites, pedir citas en Osakidetza, hacer compras online... El móvil sé cómo va, pero el ordenador es más complicado», afirma el hombre, que acude a las clases junto a su mujer. «Hay piques luego, 'yo sé más que tú'», ríe. «Vienen con mucha actitud», añade Mariluz de las Heras, una de las profesoras que forman parte de este programa que busca «eliminar la brecha digital y con autonomía» para que los mayores puedan «sentirse independientes y que sean autosuficientes, que vean que lo pueden hacer».
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