Diana Martínez
Viernes, 26 de enero 2024, 15:26
Yeguas, burros, vacas, ovejas, jabalíes, tejones... Un sinfín de animales pierden la vida en la variante de la rotonda del Campillo hacia La Arboleda, un punto situado entre los municipios de Trapagaran, Ortuella y Abanto. Una situación que trae de cabeza a los ganaderos y ... vecinos del entorno, que enfocan el problema en la falta de iluminación que hay en la zona por las noches. «Como no hay iluminación, porque por la noche esto es como la boca del lobo, se te aparece de repente cualquier animal y sin querer lo atropellas», recalca el portavoz de la plataforma de usuarios de los montes de Triano, José Antonio Quintana.
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Este vecino de Abanto ha visto con pesar la muerte de varias especies en la vía durante los últimos años. «Más de cincuenta fallecimientos desde que está abierta la carretera, en 2011», afirma mientras muestra una serie de fotografías con yeguas, burras, vacas y tejones, entre otros animales, atropellados. El último incidente, apunta, tuvo lugar hace dos semanas. Y teme que vuelva a repetirse o que la desgracia sea aún mayor –provocando pérdidas humanas– si no se toman medidas.
En aras de lograr una «mayor seguridad» en la zona, Quintana propone a las instituciones la instalación de farolas con placas solares. En toda esta carretera existen solo dos, una en el cruce del Campillo y otra en la parada de autobús de Triano. Pero el resto del camino está «completamente a oscuras» por la noche, más aún en invierno. «Pido por favor que hagan más. No quiero que vuelva a pasar ninguna desgracia. Los que tenemos animales no dormimos de la angustia por lo que pueda pasar», lamenta el ganadero, quien subraya que colocar este tipo de iluminarias «no es muy costoso».
Se trata de un requerimiento que Quintana ha solicitado a los tres ayuntamiento de la Zona Minera en los últimos años, pero, alega, no ha obtenido respuesta y la carretera sigue igual. «Creo que es una petición muy justa, estamos intentando preservar la seguridad, tanto de las personas como de los animales». Este tramo está «lleno de cercados, campos y pastizales que dan a la carretera» y es en estos espacios donde suelen estar las vacas, caballos y otras especies.
«Creemos que están bien controlados, pero por circunstancias pueden saltar el alambrado, la barrera puede quedar abierta... Puede pasar cualquier cosa. Y con la oscuridad que tiene este tramo, sobre todo por la noche, el riesgo es altísimo», explica el ganadero. «El que sube con un coche por la noche no es culpable de que se le cruce un animal y lo atropelle. Pero vamos a intentar mejorar la seguridad, sobre todo de las personas y de los animales, para que no haya incidentes».
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