Retrasos de tramitación comprometen el último plan residencial de Barakaldo

Este aplazamiento será una realidad si la promotora del proyecto, la empresa donostiarra Urgolf, no presenta en los próximos días las autorizaciones previas. Entre ellas destaca el permiso de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), por encontrarse la totalidad del área en el ámbito afectado por las zonas de servidumbre de las operaciones del aeropuerto de Bilbao. También urgen el visto bueno del Consorcio o de la Red Ferroviaria Vasca.

En el caso de la Agencia Vasca del Agua (URA), el expediente que tenía abierto esta entidad del Gobierno vasco sobre el plan de El Calero ha sido declarado ya vencido, debido al retraso en la tramitación de la promotora, aseguró ayer el concejal Juan Antonio Pizarro. Además, la empresa tiene aún pendiente depositar en la tesorería del Ayuntamiento la fianza por importe de 380.952 euros, como garantía de una adecuada gestión de los servicios.

Estos incumplimientos retrasarán muy probablemente la puesta en marcha de este proyecto, anhelado por los vecinos de la zona y del que se empezó a hablar hace casi dos décadas. Según afirman desde Alcaldía, otro de los permisos que está pendiente afecta a la retirada de amianto de varios pabellones. «La alcaldesa ha requerido a Osalan que acelere los trámites para que el proyecto arranque y coja velocidad de una vez», apuntan desde el Consistorio a este periódico.

Desde el área de Alcaldía (PNV) aseguran que en la zona ya se han llevado a cabo «algunos derribos selectivos», extremo este que ha causado alarma en el área de Vivienda, Planificación y Gestión Urbanística (PSE). Allí señalan que «sin todas las autorizaciones sobre la mesa, no se puede actuar en el terreno», lo que obligará a los técnicos a estudiar lo sucedido, levantar acta «y tomar las medidas oportunas» si se confirma algún incumplimiento.

El equipo de gobierno, conformado por jeltzales y socialistas, remarca que, pese a todo, este proyecto «sigue adelante, no se ha parado». Para corroborarlo, el concejal Juan Antonio Pizarro aseguró ayer que ya están listos los informes técnicos para aprobar el Plan de Actuación Urbanística en este punto. El interés del Ayuntamiento es comprensible: además de crear 550 vivendas -casi la mitad de protección local y oficial-, permitirá regenerar 20.000 metros cuadrados de zonas verdes y otros 8.000 con equipamientos, entre ellos un parque deportivo al aire libre.

Pero lo cierto es que la demora del proyecto, que persigue transformar esta zona degradada en un espacio acogedor y residencial, está desesperando a los vecinos. 56 de ellos deberán ser realojados tras el derribo de 25 viviendas. «Yo no sé si al final lo llegaré a ver», afirmaba ayer a este periódico una veterana residente de El Calero, que aseguraba no tener información alguna sobre el proyecto.

Lo mismo apuntaban desde Burtzeña Materiales de Construcción, la única empresa que se mantiene activa junto a los pabellones próximos al puente de la A-8. «La promotora no ha contactado con nosotros ni para comprar el solar, ni para mejorar los accesos. No sabemos dónde iremos. Estamos abandonados y rodeados de ratas», protestan.