Toñi Mateo convive desde hace meses con incómodos moradores en su casa. Se trata del polvo y la tierra procedentes de las obras de urbanización del Parque Serralta, un proyecto que levantará más de 600 viviendas en Barakaldo –135 de VPO–, y que creará espacios ... verdes, uniendo Llano y Cruces con el barrio de Lutxana. Unas obras que están trayendo de cabeza a los vecinos de este último lugar.
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El inicio de estos trabajos ya conllevó una polémica tala de árboles el pasado año, y ahora lo que enturbia el sueño de los residentes, más allá del ruido que siempre generan estas obras, es el polvo y la suciedad que provoca el trasiego de camiones. «Vamos andando por casa y pisamos tierrilla y arena», cuenta Toñi, vecina de Alameda Serralta, quien asegura «dejar la ropa tendida fuera lo menos posible». «Vinimos hace unos días de vacaciones y estaba el balcón lleno de polvo. A ver si cuando acaben nos limpian las persianas», declara a modo de broma, resignada.
Francisco Rodríguez, otro residente en Lutxana, también señala lo incómodo de esta situación. «Convivimos con constantes nubes de polvo que se cuelan en todas partes, y es bastante desagradable», declara. En el taller Autos Vinor, justo frente a las obras, señalan que ha habido días que parecían «estar en el Sahara», del polvo que se levantaba. «Varias veces hemos tenido que cerrar la persiana. Los ordenadores y las máquinas que tenemos a la entrada las tenemos que limpiar cada poco para evitar que se estropeen», afirma Igor Peña.
Todo ello ha llevado al colectivo vecinal, así como a grupos culturales y deportivos de este barrio baracaldés, a unirse para solicitar al Ayuntamiento la puesta en marcha de medidas para suavizar las molestias que estas «intensas polvaredas» están provocando, «que entran en nuestros pulmones, se pegan a nuestra ropa y afectan a equipamientos informáticos o de otro tipo de locales próximos», remarcan en un comunicado.
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Además, destacan que no se está cumpliendo con la normativa municipal, que en la ordenanza de edificación y usos refleja que no está permitida «la emisión de ningún tipo de cenizas, polvos, humos, vapores, gases ni otras formas de contaminación del aire, del agua o del suelo que puedan representar un peligro real a la salud», y piden mayor cuidado, con un sistema de lavado, para que los vehículos que salen y entran del recinto no esparzan la suciedad por la vía pública.
Desde el Ayuntamiento aseguran que ya en agosto, desde el área de Vivienda, Planificación y Gestión Urbanística, se pusieron en contacto con la Junta de Concertación encargada de la actuación solicitando que se tomaran medidas. «Los responsables de obra informaron que un día concreto se había levantado muchísimo viento y por eso procedieron a manguear la zona, y se comprometieron a hacer lo mismo cada vez ocurra alguna circunstancia de ese tipo», explican.
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