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Felisa S.P., de 90 años, murió el pasado 26 de abril de 2022 en el hospital de Cruces. Según el informe de autopsia, la anciana se encontraba en «estado caquéctico con signos de deshidratación», es decir, había perdido la masa muscular y estaba extremadamente ... delgada. Convivía desde hacía 40 años con el menor de sus tres hijos, que se encargaba de su cuidado en el domicilio familiar, ubicado en la calle Paseo Dolores Ibarruri de Barakaldo.
En un primer momento, su hijo pequeño, Juan Carlos S.S., de 53 años entonces, fue detenido por un delito de homicidio, ya que la mujer presentaba la marca de haber recibido dos hematomas por golpes en la cabeza y él incurrió en contradicciones y admitió ante la Ertzaintza que la había pegado con su propio bastón. El hombre ingresó en prisión preventiva por orden judicial.
Sin embargo, el informe de autopsia concluyó que la causa de la muerte había sido una severa hemorragia intracraneal, aunque, como la mujer había sufrido también una caída y había impactado con la cabeza en el suelo, no se podía determinar que hubiera una relación directa entre los bastonazos y el fallecimiento. De inmediato, la jueza instructora de Barakaldo puso en libertad provisional al acusado siete meses después, en noviembre.
Durante la posterior investigación se ha revelado, a juicio de la Fiscalía y de la acusación particular, el maltrato al que el «único cuidador» sometía a su madre. En los últimos años, sobre todo desde 2021, la mujer, por su deterioro cognitivo y la imposibilidad de caminar, se había convertido en dependiente y necesitaba de la asistencia permanente de su hijo para todas las actividades diarias. No podía cocinar, ni tomar su medicación, ni salir a la calle, ni asearse por sí misma.
Juan Carlos trabajaba como vigilante de seguridad y trabajaba a turnos de ocho horas. Según el relato de hechos incluido en la calificación provisional del fiscal al que ha tenido acceso este periódico, cuando el encausado se ausentaba del domicilio durante horas, dejaba a su madre sola en el piso sin ninguna persona a su cuidado, lo que provocaba que estuviera «en condiciones deficientes de alimentación e higiene». «Se orinaba encima» y sufría caídas frecuentes de las que no se podía levantar sin ayuda, por lo que podía pasar todo el día tirada en el suelo hasta que su hijo regresaba y la levantaba. Además, detalla el Ministerio público, la mujer estaba tomando una medicación anticoagulante, Sintrom, por lo que los golpes por esas constantes pérdidas de equilibrio podían suponer un «evidente riesgo para su integridad física» y él lo sabía.
La Fiscalía considera probado, que entre el 15 y el 16 de abril de 2022, «con ánimo de atentar contra su integridad física», el acusado le propinó dos golpes en la cabeza con un objeto contundente a su anciana madre. La acusación particular, que representa al hijo mayor de la mujer y hermano del procesado, especifica que se trató del bastón con el que la anciana se ayudaba para avanzar. La agresión le provocó dos traumatismos contusos en la región frontoparietal izquierda, aunque «sin entidad suficiente para causar la muerte». De haber sido asistida de urgencia en ese momento, no se puede asegurar que hubiera fallecido, pese a lo avanzado de su edad, a su deterioro y al tratamiento anticoagulante que recibía, por eso se levantó la acusación de homicidio contra el hijo.
En esos mismos días, además, Felisa sufrió una caída golpeándose en el lado derecho de la cabeza. Juan Carlos debió de levantarla, pero a pesar de que, al menos desde el día 21 de abril, «la mujer ya no hablaba ni respondía a órdenes verbales ni estímulos dolorosos», no llamó a los servicios de emergencia hasta dos días después, el 23 de abril, a las 15.55 horas. . Una ambulancia trasladó a la paciente al hospital de Cruces en estado crítico. Los médicos apreciaron que presentaba un «deficiente estado de nutrición e hidratación» y varias lesiones, en concreto los dos golpes en un lado de la cabeza y el hematoma por la caída en el otro.
La Fiscalía solicita para él ocho años de prisión por los delitos de abandono de familia (3), lesiones (5) y omisión del deber de socorro (12 meses de multa a 12 euros al día), estos dos últimos con el agravante de parentesco. La acusación particular y la popular, ejercida por la asociación Clara Campoamor, por su parte, eleva la pena a 12 años, 4 por abandono de familia (4), maltrato habitual en domicilio familiar (3), lesiones con instrumento peligroso (5 años) y omisión del deber de socorro (multa de 12 meses).
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