Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
DIANA MARTínez
Miércoles, 8 de septiembre 2021, 22:09
Oier se ha ganado el corazón del pueblo. No habla ni se expresa con gestos, pero eso no le obstaculiza en su afán por descubrir mundo. Al pequeño de seis años le encanta divertirse jugando y siente una especial admiración por los dispositivos móviles, que ... absorben toda su atención al momento. Este campeón de Ortuella, que sufre una enfermedad rara llamada Síndrome de Phelan McDermid y autismo infantil, encabeza la lucha por una atención especializada en la Zona Minera, pues debido a sus diagnósticos necesita acudir a un aula estable para recibir una atención más diferenciada, así como una supervisión y ayuda frecuente en las tareas que realiza.
Tal y como relató EL CORREO, se presenta el problema de que el espacio más cercano para esta familia se encuentra a casi 30 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, en Güeñes. Por ello, sus progenitores, Mónica Vila y Víctor Duro, crearon hace cuatro meses una petición en la plataforma Change.org dirigida al área de Educación del Gobierno vasco para lograr un servicio de este tipo en la comarca, preferiblemente en Ortuella. Ya han conseguido 25.081 firmas. Todo un logro. «Son muchísimas. No lo esperábamos, estamos muy contentos», comenta visiblemente emocionada la madre del pequeño.
La familia ha confirmado a este diario que desde Educación le han señalado que estuviese «tranquila» y que hay «posibilidades» de solucionar la situación. «Se pondrán en contacto con nosotros durante este primer trimestre del curso», explica Vila. Mientras tanto, el pequeño Oier no ha tenido otra que repetir en el mismo colegio minero. «Seguiremos dando guerra hasta que lo consigamos», promete la madre.
Aunque la familia se mantiene esperanzada ante las palabras del Gobierno vasco, desde Lagundu NEE, asociación para la defensa de los derechos de los niños con necesidades educativas especiales, no son tan positivos dadas sus propias experiencias. Es el caso de Raquel García, presidenta de la entidad y luchadora incansable por lograr que Educación habilitase un aula estable en Las Encartaciones para su hija Irati, que padece autismo severo. Peleó hasta el nivel de optar por una huelga de hambre ante la «inacción» de las instituciones y finalmente consiguió su objetivo. «El 'ya te llamaré' no sirve para nada», se lamenta. «Oier no tenía que haber repetido, tendría que estar ya en un aula estable».
Por el momento, miles de personas continúan firmando la petición y dejando su estampa con diversos mensajes de apoyo a la familia. Entre las dedicatorias se puede encontrar algunas como «se merece toda la ayuda necesaria para tener calidad de vida», «nos puede hacer falta a todos en un futuro, hay que garantizar educación de calidad sin sacrificar horas en el transporte» o «me parece impensable que un niño de seis años se pase toda su posterior etapa educativa haciendo un trayecto de unos 90 minutos diarios para poder tener la educación y los cuidados que necesita».
Para esta familia, Güeñes es un lugar lejos de hospitales y servicios básicos para atender alguna de las patologías del pequeño. Oier tiene grado de dependencia 3, con una discapacidad reconocida por la Diputación. Sufre una discapacidad intelectual severa, tiene reflujos gastro-esofágicos, anomalías cerebrales y renales, además de ataques epilépticos que obligan a estar siempre en alerta y trastornos del sueño. También tiene afectada la vista, con un nivel nueve de hipermetropía. «Pedimos que la educación se adapte a Oier, no al revés», suplican los padres del niño.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.