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Marina León
Martes, 15 de junio 2021, 16:03
Zuriñe Pérez, una joven portugaluja de 16 años, tiene muchos sueños, inquietudes y también preocupaciones entre las que destaca el respeto y el cuidado del medio ambiente. Por este motivo decidió proponer en la fundación Manuel Calvo, donde colabora como voluntaria, buscar algún proyecto en el que poder implicarse «y aportar mi granito de arena. Me he sensibilizado mucho con el cambio climático y su repercusión en el futuro», ha comentado. Así dieron con la campaña '1m2 contra la basuraleza', que forma parte del proyecto Liberia, de SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes y «sin dudarlo decidimos sumarnos y pasar a la acción».
El área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Portugalete ofreció el espacio idóneo, el entorno natural del río Ballonti, para poder llevar a cabo la gran recogida colaborativa que se celebró el pasado sábado. «No es un parque ni una zona verde común, es un espacio extraurbano a las afueras de la localidad que nos pareció clave para centrar la actuación», ha apuntado el concejal, Iker Villalba. Un grupo de diez voluntarias retiraron la basura que encontraron a su paso y llegaron a clasificar más de 860 residuos que separaron en diferentes bolsas que depositaron en los contenedores correspondientes. «Realmente hay mucha más basura de la que queda a la vista. Creímos que no íbamos a encontrar los suficientes residuos durante la mañana y nos faltó tiempo», ha señalado Zuriñe, la responsable de que esta iniciativa llegase a la Margen Izquierda.
«Las ocho bolsas de basura que llenamos en una hora son un indicativo de cómo está el planeta». Dieron con más de 200 colillas y 50 botellas. «Creía que los jóvenes estábamos más implicados con el cuidado del entorno, pero al encontrar envoltorios de bollería, latas de bebidas gaseosas y otros elementos, que claramente habían sido consumidos por personas de nuestra edad, me di cuenta de que aún hay mucho por hacer», ha detallado otra de las participantes, Daiana Fernández. «La gente sabe que existe un problema, pero creen que sus acciones no tienen ninguna repercusión en que esto mejore o empeore», ha añadido.
A la hora de ponerle freno a este problema medioambiental que provoca la contaminación de suelos y aguas, incendios o destrucción de hábitats, las voluntarias tienen claro que, «antes de buscar cualquier iniciativa para ayudar, tenemos que concienciarnos de nuestro propio consumo. Ese es el principal problema, que nadie va a venir detrás nuestro recogiendo lo que tiramos y se va a quedar ahí durante años», han puntualizado. Una de las paradojas que ha traído esta crisis sanitaria provocada por el Covid es su efecto en el medio ambiente. La cuarentena redujo de manera drástica las emisiones contaminantes en las ciudades más pobladas del planeta, pero, aun así «en nuestro día a día no hemos aprendido nada, se han multiplicado las mascarillas y residuos de un solo uso».
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