«Las mujeres somos un gran activo para el comercio de Trapagaran»

No fue hasta 2020 cuando, en pleno mes de enero, poco antes de que estallara la pandemia del Covid-19, vio el momento de formar una empresa de ingeniería para dedicarse a lo que había estudiado. «Al principio nos daba un poco de miedo porque hacemos informes técnicos en cuanto al tema de la eficiencia energética y tenemos que hacer visitas a viviendas habitadas, pero la respuesta ha sido buena. Hemos podido estar trabajando sin problema», cuenta. El parón fue duro, pero a pesar de las dificultades, ha logrado sacar adelante su negocio. «Estamos todavía desarrollándonos, pero nos va bastante bien», apunta.

Trabajar y conciliación no siempre van de la mano. Janire es madre de dos niñas, de 3 y 5 años, por lo que ha tenido que reducir horarios en ambos negocios y contratar empleados, pues «conciliar hoy en día siendo mujer es complicado». «La academia tiene un horario muy malo. Empiezas a las 15.30 y muchas veces sales a las 21.30/22.00, por lo que tuve que cambiar el chip al ser 'amatxu' y poder pasar tiempo con ellas», explica.

Janire es una de las protagonistas de la nueva campaña municipal 'Mujer y Comercio', que rinde homenaje a «todas las mujeres que han sido el motor de muchos establecimientos hosteleros y comerciales del municipio», destaca Karmele Martínez, concejal de Comercio Local y Emprendedores. Así, se expondrán catorce carteles a lo largo y ancho de la localidad minera, así como un vídeo en las redes sociales donde catorce profesionales relatan sus experiencias y en el que dejan claro que «las mujeres somos un gran activo para el comercio del pueblo». «Hay que trabajar y pelear cada día por sacar esto adelante», subraya María Ángeles Zubizarreta, expresidenta de la asociación de comerciantes Baturik, quien recalca que «la mujer representa un papel primordial y mayoritario en el sector del comercio, hostelería y servicios profesionales de nuestro pueblo».

Ainara Rodríguez, de 36 años, empezó su propio negocio a sus 23 con un centro de fisioterapia. Aunque ya trabajaba en este sector a sus 20, pero los contratos eran mejorables. «Estaba muchas horas y cobraba poco, además de que no estaba haciendo para lo que me formé», recuerda. «Mi sueño siempre ha sido montar un centro de fisio». Y lo cumplió. «Los pacientes llevan más de diez años acudiendo a la consulta. Sabes sus vidas, ellos saben la tuya. Es cercanía, el poder entender por qué viene, de dónde proviene su dolor o preocupación, poder centrarte en esa persona durante una hora... He podido crear mi sueño, la sensación es inexplicable».

La campaña no solo se centra en las mujeres que tienen actualmente un negocio en Trapagaran, también en las que lo tuvieron, como Nieves Garminde, que a sus 77 años ya goza de la jubilación. Aún la paran por la calle vecinos que fueron clientes de su tienda de dietética y herboristería, donde trabajó durante casi tres décadas. Una aventura en la que cayó «por casualidad» a los 47 años, admite. Una amiga suya la regentaba y la quería traspasar. «Como yo era clienta, me interesaba el mundillo y no tenía trabajo en ese momento, invertí un dinerillo y tuve suerte», relata. La experiencia fue «estupenda, es un trabajo muy bonito y muy cercano a la gente».