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Victoria de Castro, más conocida como Vitori en Repélega (Portugalete), su barrio natal, ha fallecido a los 100 años de edad. La pesadilla de ... esta vecina de la villa jarrillera, que con 94 años sufrió la ocupación ilegal de su vivienda, dio la vuelta a Bizkaia, convirtiéndola en todo un referente de la lucha 'antiokupa'. «Era una persona que se hizo conocida sin quererlo y que destacaba por su enorme generosidad», le recuerda Jesús, uno de sus sobrinos, en conversación con este periódico. «La gente más desfavorecida hacía hasta cola en su portal porque sabían que siempre tenía algo para ellos», añade.
La historia se remonta a octubre de 2019, cuando Vitori salió de su domicilio, en la calle El Progreso, para pasar unos días junto a unos familiares. Al volver se percató de que no podía entrar. Dos mujeres y cuatro menores se habían metido dentro sin la más mínima intención de marcharse. «La cerradura estaba rota y hay una familia dentro. No puedo ni entrar a coger mi ropa de invierno porque esas personas que se han instalado han cambiado el bombillo y dicen que no se van. Me han dejado en la calle con lo puesto», relataba por aquel entonces a EL CORREO sentada en una silla junto al portal.
La fragilidad e indignación de la anciana ante lo que había sucedido conmocionó a todo un barrio que, tras conocer lo ocurrido salió a la calle a exigir a los intrusos que se fueran. Cientos de vecinos se movilizaron frente a la vivienda de la mujer en una protesta histórica que obligó a la a la Ertzaintza a desplegar cinco furgones y veinte efectivos.
La presión ejercida por los residentes, y por otros tantos ciudadanos de otras localidades que acudieron en apoyo a la anciana, fue de tal magnitud que los okupas, intimidados, tuvieron que pedir escolta policial para abandonar el hogar. La ola de indignación ayudó a Vitori a recuperar su vivienda, comprada por su propio padre en 1931, pero no como ella esperaba. Dentro no había nada. Encontró la vivienda destrozada, desvalijada. Habían usurpado artículos materiales, pero también sus recuerdos. Los intrusos cogieron las joyas, el menaje, unas sábanas que había bordado a lo largo de los años e incluso la cubertería de alpaca que le dejaron sus padres. En el patio también encontró, llenas de suciedad, fotos familiares y cuadros.
El calvario duró algo más de un año. El juicio por la ocupación ilegal de la vivienda se plazó hasta en dos ocasiones, una en noviembre de 2019 y la segunda en febrero del año siguiente por la incomparecencia de uno de los letrados de las acusadas. La última vez ella no se personó en el juzgado por asuntos personales y, según relataron los familiares, «porque todo esto le había afectado muchísimo». En noviembre de 2020 el Juzgado de Instrucción de Barakaldo impuso una multa de 1.800 euros, 900 a cada una de las encausadas. El fallo contempló incluso la posibilidad de que las condenadas pudieran ingresar en prisión si no abonaban la sanción.
La ocupación de la casa de Vitori marcó un antes y un después para el barrio portugalujo de Repélega. El vecindario se convirtió en todo un ejemplo de la movilización vecinal contra la ocupación ilegal de pisos. Porque no fue el único caso que consiguieron detener. Tras el drama de Vitori, en los residentes volvieron a protagonizar movilizaciones nocturnas, las cuales consiguieron liberar otras dos pisos en la zona.
Euskadi fue el pasado año la comunidad donde más crecieron las okupaciones de vivienda. En total se identificaron 442 casos, un 50% más que en el ejercicio anterior.
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