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Eva Espinosa muestra las sabrosas gildas que le han otorgado el premio del concurso al mejor de estos pintxos en Trapagaran. D. M.
La mejor gilda de Trapagaran

La mejor gilda de Trapagaran

El bar Txalaparta arrasa en el concurso gastronómico con un pintxo con «sabor potente a piparra» y con un toque de queso en crema

Diana Martínez

Trapagaran

Miércoles, 18 de diciembre 2024, 15:13

Trapagaran ya tiene su mejor gilda. Aceituna, anchoa y una guindilla con una base de queso en crema sobre un pan tostado. Este es el bocado que más ha cautivado al público en el concurso gastronómico de la localidad minera, donde diez locales participantes presentaron pintxos de lo más originales. Pero el premio se lo ha llevado el bar Txalaparta, donde Eva Espinosa, al frente del local, ha ofrecido la gilda más rica.

¿Cuál es el secreto? «Es muy sencilla de hacer, pero al meterla en la boca se siente mucho el sabor de la piparra. Y el toque de queso con crema es lo que ha llamado la atención», afirma tras recibir el premio al mejor pintxo de Trapagaran. Esa incorporación a los ingredientes habituales «ha gustado mucho», admite. Sobre todo a los jóvenes, que son quienes más han completado el rutero. En total, según la asociación de comerciantes Baturik, se han rellenado alrededor de 200 ruteros.

El bar Txalaparta ha vendido entre 200-300 pintxos durante el concurso. «A la gente le gustaba la gilda y volvían al día siguiente para volverla a pedir», señala orgullosa Eva. Quien todavía no haya tenido la oportunidad de probar este bocado, podrá hacerlo durante todo el mes en este local hostelero. «Y lo vamos a mantener», añade la mujer, que ya está pensando en el próximo pintxo. «Ya no bajamos la guardia, hay que seguir innovando. Iremos anotando ideas en un bloc, cogiendo ideas de la clientela, que es lo más importante. Nosotros vivimos de ellos y tenemos que darle lo mejor», apunta.

No es el primer premio que gana Espinosa. De hecho, este año ha hecho doblete, pues también se alzó con el primer puesto de otro concurso de pintxos hace unos meses. Y eso que solo llevan año y medio abiertos en este emplazamiento. «Antes estaba en el Gure Etxea, pero se dejó por problemas de salud. Y después volvimos con fuerza con el Txalaparta, nos han recibido con los brazos abiertos», recalca la mujer, que disfruta de su pasión, la hostelería. «Me encanta mi trabajo; si no te gusta, no puedes dar el 100%», asegura.

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