«Cualquier iniciativa para impulsar el comercio es poca»

Los descuentos más jugosos en ropa, calzado y otros productos salen a la calle en Portugalete, donde una treintena de comerciantes –la misma cifra que el pasado ejercicio– exponen sus mejores chollos frente a sus escaparates. Arranca una nueva edición de la semana de gangas, que se desarrollará hasta el sábado, acompañe o no el tiempo. «Aquí ha habido gangas con ciclogénesis explosivas, en marzo siempre hay sorpresas. Y esta semana, menos hoy, dan mal tiempo», apunta Alberto Suárez, de la tienda Itoiz, ubicada en la plaza de San Roque, bajo una cubierta que le permite sacar a la calle el género llueva o haga sol.

Los descuentos son un gran gancho, afirma el comerciante. Tiene «hasta el 70%». Y como la campaña coincide con el desembarco de la nueva temporada, «aprovechan para comprar algo rebajado y algo de lo que acaba de llegar a la tienda», explica Suárez, que tira de distintas iniciativas para salir adelante. «Traigo algo diferente, vendo marcas de aquí, de Euskadi, que no las vende nadie. No es lo mismo que las grandes superficies, que son cosas en serie. También hago muchas campañas de fidelización, como una tarjeta de sellos con la que otorgo cheques regalo de 40 euros al rellenar la cartilla que nunca caduca. Hay que conocer bien a los clientes y moverte en redes», subraya.

Acciones como estas consiguen mantener una clientela fiel, como Argiñe Ahedo, que ha comprado una camiseta para su hijo. «Tiendas como esta, que trabajan con marcas de aquí, no hay», arguye. Detrás de ella se encuentra Flori Sánchez, que se lleva a casa una sudadera. «Prefiero comprar en el comercio local que en las grandes superficies, me gusta la cercanía y el trato que hay aquí, vengo muy a menudo», asegura la mujer.

«Cualquier iniciativa para impulsar el sector es poca», señala Suárez, quien afirma que el comercio local ha «caído en picado. Primero con la crisis económica, luego la pandemia... No está en la UCI, pero sí en planta. Entre la venta 'online' y las multinacionales, está muy tocado». Lo mismo opina Jon Angulo, al frente de Larouco Shoes, especializada en zapatos. «Hacemos lo que podemos para salir a flote mientras las grandes superficies acaparan todo, así que nos toca apretar el cinturón cada vez más», lamenta.

Por eso las campañas de gangas son bienvenidas. «Están muy bien, nos ayudan a salir adelante, quitar el stock de la temporada previa y los clientes se llevan buenos descuentos. Es un motivo para salir a mirar, pillar algún chollo y dar vida al comercio local, que siempre se agradece», añade Angulo.

Carteles con descuentos del 50, 60 e incluso 70% llenan las calles de la villa. En el caso de la tienda de moda Eiie, todo el género está a un precio máximo de 14,90 euros. «El hecho de tener productos en la calle hace que la gente mire más y se anima a comprar», cuenta Virginia García, que se congratula de tener una clientela fiel. La mayoría, de 35 años para arriba. «Es difícil enganchar a la juventud, que prefiere internet y centros comerciales».

Y es que las grandes superficies «se llenan de gente que se acostumbra a comprar barato», recalca Merche Arévalo, de Calzados Nordenson, que vende de todo, procedente de España, aunque su «especialidad es el ancho especial, gente con problemas de pies... Eso en los centros comerciales no hay», apunta. Una atención y una cercanía que solo se encuentra en el pequeño comercio.