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Las Harley han hecho las delicias de los aficionados a las motocicletas. Pankra Nieto

Las Harley ya rugen en Sodupe

La concentración motera regresa a la localidad encartada con acrobacias, un concierto de OBUS y una competición de vehículos personalizados

Sergio llamas

Sábado, 8 de octubre 2022, 13:29

Los vecinos de Sodupe han escuchado truenos esta mañana, a pesar de que ya no había ninguna tormenta. El ruido procedía de la larga hilera de motocicletas concentradas durante todo el fin de semana en la localidad encartada de Güeñes, con motivo del XX Harley ... Eguna. Los aficionados han partido a primera hora en una marcha que les llevó hasta la ferrería del Pobal en Muskiz y a las localidades de Gordexola y Balmaseda, antes de sentarse a disfrutar una comida popular a base de putxeras ferroviarias. Espectáculos de acrobacias, una exposición de vehículos personalizados y el concierto este sábado por la noche de OBUS, Mary Rocking y Tresnrock en la Herriko Plaza serán otros de los atractivos del encuentro, que finalizará este domingo a mediodía.

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«Hay unos 150 inscritos, pero siempre se acercan muchos más moteros. Este año, la lluvia de esta noche habrá desanimado a unos cuantos», han detallado el guipuzcoano Javier Tamayo y el portugalujo Ricardo Muxika, del Harley Davidson Club Euskal Herria que organiza la cita. Sobre el escudo del club bordado en sus chalecos de cuero, un crespón negro recuerda la pérdida este año de uno de sus miembros históricos, Juan Ramón Oregi, que perdió la vida en marzo cuando regresaba de un encuentro celebrado en Durango. Su memoria está muy presente en el grupo, y este mismo sábado a las 20.00 horas, una pequeña ruta de antorchas por el pueblo ha vuelto a recordarle a él y a todos los fallecidos en la carretera.

Los amantes de las Harleys y las Indian, otra marca de filosofía muy similar, comparten carretera con propietarios de otras firmas sin demasiadas rivalidades. «Esta no es una concentración cerrada a la marca. Aquí disfrutamos todos juntos», ha señalado Muxika, aunque a él es difícil separarle de su Heritage Springer Old Boy del 99, que asegura que seguirá conduciendo «hasta el día que me muera». Lo hará, eso sí, más allá de normativas medioambientales y del auge de los vehículos eléctricos. «Es de carburación, ni siquiera es de inyección, y no frena como las nuevas, pero tampoco necesito frenar», ha bromeado en el ambiente festivo que se ha contagiado este fin de semana a todo Sodupe. Así lo viven también en el bar Taska, donde la trabajadora Maialen Zarate vive tras la barra su primer Harley Eguna. «Los hosteleros lo esperábamos con ganas, porque es como tener unas fiestas este fin de semana, y la verdad es que verles a todos subidos a las motos es espectacular», ha señalado.

A la cabeza de la marcha ha circulado Julen Ruiz, que antes de subirse a su moto se ha quitado las zapatillas deportivas para calzarse unas botas de cuero negro rematadas en punta. «Piso mejor con ellas», ha reconocido, mientras completaba su 'look'. Algunos de los participantes acababan de bajarse de la moto hacía sólo unos minutos, como los navarros Daniel Amaturian, Beatriz Antoñazales y Alberto Salcedo, del club Torpes. «Nos llamamos así por que en la primera salida íbamos dos y yo me choqué con el otro», ha reconocido Daniel con humor. Como sus compañeros, su chaleco viaja repleto de escudos. Cada uno cuenta la historia de una concentración a la que ha asistido. «Todavía entra alguna más», ha subrayado Alberto, buscando los escasos huecos en la suya, a pesar de que sólo lleva cinco años en el club.

Camaradería

La camaradería se ha mostrado un elemento clave de la cita, con grandes cuadrillas como el Comando Norte Bikers de Trapagaran, que ha reunido a Xabi Arbide, Raúl Martín, José Fidel Huerga y Francisco Castro. «Lo que nos gusta es ir de rutas, y dos veces al año montamos fiesta en nuestro club», han detallado antes de unirse al grupo para disfrutar de los paisajes encartados, envueltos por la niebla. «Es verdad que nos gusta ir lejos, y aquí en casa tenemos algunos escenarios increíbles», han reconocido.

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También ha habido aficionados que han acudido por libre, como el portugalujo Julio Santos. «A esta concentración intento ir siempre que puedo, y tras el parón por la pandemia había más ganas. He podido dejar a los chavales y me he venido», ha confesado el hombre al descabalgar de su moto de 17 años y 100.000 kilómetros.

Quienes sí han llegado en grupo han sido la decena de integrantes del Club Harley de Cataluña, del que parten tanto el vasco como el de Canarias. Sus miembros han conducido más de 500 kilómetros para estar en «una de las citas más importantes del año», como la ha calificado su presidente, Jordi Tormo. «Siempre es una gran concentración por la comida, los paisajes y el ambiente, y este año también. Además hay grandes conciertos», ha subrayado.

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Más allá de la propia Herriko Plaza, la afición a las dos ruedas convertidas en obra de arte también se vive en el pabellón multideportivo de la calle Padura, donde se exponen 23 motocicletas personalizadas, algunas realizadas a partir de modelos previos y otras construidas completamente desde cero. El organizador, José Luis Sánchez de 'No Stock Bikes', uno de los pocos talleres que puede homologar estas creaciones, ha destacado que la prueba supone el campeonato de España, y ha recordado que son pocos los especialistas capaces de elaborar estos vehículos. «Aquí vienen a competir de Barcelona, Madrid… con proyectos que lleva mucho tiempo y esfuerzo construir», ha puesto en valor.

Especialmente llamativa, al frente de la exposición, es la motocicleta vikinga, con hachas cruzadas al frente y calaveras doradas con cadenas, del gallego Roberto Atames Botán. Se trata de su propio vehículo, en el que lleva trabajando años. «Nunca estará completa. Siempre hay cosas que hacerle», ha defendido, tras reconocer que este mismo sábado le ha incorporado un sistema para que el faro delantero pueda subir o bajar su altura. Entre sus próximos proyectos está crear una serpiente enroscada en torno al depósito para subir el velocímetro y hacer más fácil su visionado. «Pesa ya unos 400 kilos, pero esta moto está hecha para sufrir, hay que usarla», ha añadido. Para circular por carretera sólo necesita activar la suspensión, que eleva el vehículo, y cambiar el escape por el autorizado, que reduce el ruido. Otros dos vehículos de sus clientes también compiten en la cita.

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