«Hacemos todo lo posible para que la calidad de vida de Markel mejore»

El crío «no lleva la vida de un niño normal de siete años», explica su madre. Tras complicaciones en el parto, en el que fue necesario realizar una cesárea de urgencia, Markel «tragó agua sucia y se quedó sin oxígeno». A raíz de aquello, los médicos confirmaron que tenía daño cerebral. Pero no sólo eso. El pequeño es totalmente dependiente, sigue un tratamiento para la epilepsia refractaria, tiene asma, déficit visual, alergias e intolerancias varias. «Nos costó un poco asimilarlo, pero sabíamos que íbamos a hacer todo lo posible para que saliera adelante», expresa Iris con firmeza.

Markel tiene hipotonía en el cuello y el tronco (son zonas más blandas y no se mantienen solas) e hipertonía en las extremidades (tiene más tono de lo normal), lo que hace que se ponga muy tenso y rígido cuando se enfada. También tiene problemas con la comida. «A día de hoy su alimentación es mixta, come parte por el botón gástrico y parte por la boca», explica su madre, quien agrega que «hubo un tiempo en que cualquier cosa en la boca le provocaba arcadas, y en muchas ocasiones vómitos».

A pesar de estas vicisitudes, el pequeño santurtziarra lucha para seguir adelante. Es cariñoso y muy mimoso. Cuando las patologías que sufre se lo permiten se le marca una amplia sonrisa. Es «súper alegre», lo que demuestra su fuerza interior y sus ganas de superar todas las adversidades. «Es todo un campeón, un todoterreno. Puede con todo lo que le echemos y más». Todo un ejemplo de superación.

Debido a las patologías que sufre, el pequeño recibe desde 2015 numerosas terapias y tratamientos. Fisioterapia, equinoterapia, logopedia, reorganización neurofuncional, terapia musical, de estimulación, sistemas alternativos de comunicación a través de botones, vista, intensivos de rehabilitación... Todo ello sufragado por el bolsillo familiar. A ello hay que sumar los costes de pañales, el aceite especial para las crisis epilépticas o una silla adaptada, así como el transporte para acudir a todas las citas clínicas, situadas en Arrigorriaga, Gordexola, Cantabria, Albacete o Murcia, por mencionar algunos. «Todas esas terapias son necesarias para Markel. Aunque los avances sean pequeños, con ellas evitamos otras complicaciones, deterioros o deformidades».

La familia recibía la subvención de atención temprana que otorga la Diputación hasta los seis años. Ahora sólo le queda la ayuda por dependencia (unos 520 euros). Los gastos de Markel al mes suelen rondar los mil. Sin contar los intensivos de rehabilitación en Murcia, que realiza de manera bianual y que alcanza los 10.000 euros. «Íbamos tirando pero llega un momento en el que no da», lamenta Iris. Y es que «no buscamos la comodidad para nosotros, sino que él pueda llegar al máximo desarrollo posible».

Por ello, y con el fin de intentar sufragar el coste, sobre todo, de los intensivos en Murcia, la familia ha puesto en marcha una campaña con Lotería de Navidad. Consiste en la venta de participaciones de cinco euros, donde se juegan cuatro a dos números diferentes, con lo que el donativo para el pequeño Markel es de un euro. En total se han puesto en circulación 9.000 papeletas, y se han repartido unos 90 tacos con 50 participaciones en distintos puntos de venta por toda Bizkaia (Santurtzi, Barakaldo, Trapagaran, Bilbao, Algorta...), Cantabria, Córdoba y Murcia. Las cifras son 76.189 y 86.426. Unos números que esperan le den la mayor de las suertes a Markel.