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azahara garcía
Portugalete
Lunes, 21 de octubre 2019, 14:06
Portugalete no se olvida de Vitori. La pesadilla de esta vecina de la villa, que con 94 años tuvo que ver cómo su casa le era arrebatada de un plumazo por la instalación de dos mujeres y cuatro niños, ha conmovido a la localidad ... vizcaína. El pasado jueves la presión de la ciudadanía en una protesta histórica en el barrio de Repélega consiguió que las okupas abandonaran la vivienda que la mujer heredó de sus padres y en la que ha vivido toda su vida. Sin embargo, no estaba todo el trabajo hecho.
Vitori entró al día siguiente en su hogar acompañada por sus familiares. Se encontró con la casa patas arriba y desvalijada. Las intrusas –que permanecieron atrincheradas en el interior del inmueble durante cinco días– se llevaron numerosos enseres, otros estaban tirados en la basura y otros amontonados en diferentes dependencias de la casa. Por ello, los residentes de los aledaños de la calle El Progreso se han puesto manos a la obra para recuperar las pertenencias de su apreciada vecina y ayudarle en lo que pueda necesitar.
«La gente, de forma espontánea, sigue buscando la manera de echarle una mano», afirmó ayer Agurtzane Fernández, vecina de la víctima y precursora de la protesta que el jueves sirvió para devolverle su casa. A través de las redes sociales circulan desde este fin de semana varios llamamientos a quienes, sin saberlo, hayan podido comprar en el baratillo del pasado miércoles, que se ubica junto a esta barriada de Repélega, alguno de los objetos que le fueron robados a la nonagenaria.
Ruegan los jarrilleros que esas personas hagan el esfuerzo de devolver esos bienes a su legítima propietaria, aunque pierdan el dinero que pagaron por ellos. Otra de las iniciativas lanzadas por los portugalujos es la de realizar colectas para ayudar a Vitori a salir del paso, ya que los okupas la dejaron casi con lo puesto.
Sin embargo, pasados ya unos días desde que esta mujer recuperara su vivienda, algunas de sus pertenencias también han ido apareciendo. «Las habían tirado al patio y muchas están mojadas», señaló Jesús Rodríguez, sobrino de la víctima de la ocupación.
Este familiar reconoce que todavía no han tenido tiempo para hacer un recuento exhaustivo de las cosas que han desaparecido, aunque a simple vista echa en falta algunos documentos y las pertenencias de más valor. «No he encontrado ni joyas ni dinero. Y tengo mis dudas de que vayan a aparecer», apuntó aún desconcertado por lo vivido. Lo que sí parece estar entera es la colección de libros que Vitori tenía en una biblioteca.
La familia de esta portugaluja no puede parar de agradecer la buena voluntad de sus vecinos, que no solo recuperaron la vivienda, sino que también se están preocupando por su bienestar. Insisten, no obstante, en que no hace falta que lleven a cabo ningún acto de recogida de enseres ni de dinero porque Vitori está atendida y no necesita nada. «Es impresionante lo que la gente está haciendo por nosotros, pero de verdad que mi tía está atendida y no tiene ninguna carencia», asegura su sobrino.
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