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Sergio Llamas
Viernes, 8 de abril 2022, 15:12
Un ensayo iniciado en la estación de fruticultura de Zalla permitirá dar un salto de gigante hacia la cerveza y la sidra vasca 100% de kilómetro cero. Una colaboración entre la empresa Aleovitro, dirigida a potenciar el desarrollo del sector químico y biológico en el ámbito agrícola, probará por primera vez la viabilidad de una plantación de lúpulo silvestre recogido en Euskadi para una producción masiva. El proyecto supondrá, además, tener identificadas y cultivadas in vitro diferentes variedades que cumplan todas las condiciones fitosanitarias, sin patógenos ni enfermedades, y los mejores parámetros organolépticos, aquellos que determinan su aroma y sabor.
«Las cervezas artesanas están sufriendo una evolución y para sumarnos a ese carro y hacerlas completamente de kilómetro cero lo único que falta es contar con el lúpulo», ha detallado este jueves el CEO de Aleovitro, Eneko Otxoa. La empresa, ubicada en la incubadora especializada de BIC Bizkaia, en el parque tecnológico de Derio, ha recogido diferentes ejemplares silvestres de lúpulo a los que ha sometido a analíticas e introducido in vitro, de manera que se garantice su conservación ante posibles problemas de plagas o similares, y en el futuro los productores puedan disponer de material «sano y riguroso».
Durante cerca de dos años, Aleovitro ha desarrollado los protocolos de producción de diferentes variedades, que actualmente ya permiten tener la planta finalizada en el plazo de tres meses. Por el momento, se ha plantado sólo una variedad silvestre en Zalla, denominada APA como diminutivo de Apatamonasterio donde fue recogida, junto a otras cinco especies comerciales para comparar las propiedades. «La primera cosecha estará a finales de agosto o primeros de septiembre. La cevecera y el sidrero con el que colaboramos las van a poder preparar ya», ha anunciado Otxoa.
Esta será la primera cerveza certificada con lúpulo silvestre vasco, pero no la primera comercializada con producto 100% de kilómetro cero. Una primera plantación experimental realizada en un terreno de 2.000 metros cuadrados en la vecina Balmaseda, de la asociación La Rotura al frente del proyecto, ya permitió recoger en septiembre los primeros 11 kilos de lúpulo cultivados en Euskadi para su venta, eso sí, procedente de una variedad comercial no autóctona. Aleovitro colaboró con la marca 18/70 (Heineken España) para producir a finales de noviembre 4.000 litros de una cerveza denominada La Gilda. «Ha recibido dos medallas en Bruselas», se ha enorgullecido Jorge Verástegui, responsable de la marca en la zona norte.
El convenio suscrito entre la Diputación y Aleovitro para realizar este ensayo es ajeno a esa primera prueba comercial y busca «transmitir el conocimiento para que el cultivo de nuestros productores sea mejor», ha remarcado este jueves la diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi. Lo ha hecho durante una visita a las instalaciones de Zalla, en las que se han reservado 500 metros cuadrados para las plantaciones. Ella ha defendido que las pruebas permitirán tener «una información práctica que revierta en el producto», y ha recordado las dificultades que los pequeños agricultores y cerveceros tienen para realizar este tipo de experimentos, «con unos ciertos riesgos y costes a los que no pueden hacer frente».
«Queremos saber si es apto producir al 100% producto kilómetro cero en la comunidad de Euskadi, y ver si se consigue diversificar la producción y abrir nuevos nichos de mercado», ha señalado. Actualmente, en España el lúpulo utilizado en las grandes producciones comerciales procede de León, aunque las cervezas artesanas también los importan habitualmente de países extranjeros. «Es una planta muy abundante aquí, que forma parte de la flora autóctona del País Vasco, en cualquier parte en la que haya un poco de agua, como un arroyo, un río o zonas encharcadas», ha detallado Otxoa.
Este será el primer experimento de tipo cualitativo, ya que va dirigido a probar las diferentes características de los cultivos y sus comparativas. Además, se destacan algunas ventajas de las variedades silvestres, como su capacidad para resistir plagas. El CEO de Aleovitro ha recordado que el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario Neiker tiene en marcha un ensayo productivo en Berantevilla.
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