Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Tratar de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos ha llevado a Barakaldo a convertirse en la primera urbe de Euskadi en trazar un plan de accesibilidad universal, una hoja de ruta con la que la localidad intentará adaptarse a numerosas necesidades y carencias. Un documento que, pendiente todavía de su borrador y de su fase de validación, lleva más de un año elaborándose, gracias a la colaboración ciudadana y de diferentes asociaciones, entre ellas Codisfiba, el colectivo de personas con discapacidades físicas de Barakaldo.
Esta agrupación, nacida hace más de cuatro décadas gracias al impulso de Mariví López, aplaude la medida, ya que se trata de una de sus viejas reivindicaciones, aunque su actual presidenta, Rosalía Cuadrado, remarca que llega «más de veinte años tarde», refiriéndose al tiempo desde que se puso en marcha la Ley de Accesibilidad. «Nos hizo mucha ilusión cuando nos enteramos que Barakaldo iba a impulsar su propio plan y sobre todo cuando vimos que se iba a tener en cuenta además de la discapacidad física todas las demás».
Centrados en su propio terreno, Codisfiba presume de haber peleado en su día para impulsar la construcción de los primeros pisos adaptados, situados en La Florida, donde fueron realojados los residentes del desaparecido barrio de San Luis, tal y como recuerda el tesorero de la agrupación, Rodrigo González. Otro de sus integrantes, José Bautista, también impulsó y participó en el rebaje de las aceras, siendo pionero Barakaldo de nuevo en esa acción.
Con todo ese bagaje, tanto Rosalía como Rodrigo son claros al trazar una radiografía actual de la localidad. «Se han eliminado muchas barreras, pero queda todavía mucho trabajo por hacer», coinciden, señalando sobre todo a Burtzeña y a Cruces, principalmente Corazón de María, como las zonas en las que es más necesaria una intervención. «El problema viene sobre todo en zonas donde en su día se hicieron muchas edificaciones al tuntún, con escaleras, y en las que no hay espacio, con aceras estrechas». En la parte contraria sitúan a la zona centro, y al entorno de Ansio. En Rontegi, barrio en el que Codisfiba tiene su sede, han solicitado al Ayuntamiento, junto a la asociación de vecinos, numerosos elementos mecánicos, al encontrarse casi todas sus arterias en cuesta, varios de los cuales ya han sido instalados, como las rampas junto al ambulatorio. «Lo que reclamamos es que se actúe con una mayor rapidez ya que en este caso tardaron más de dos años en verlas instaladas», apunta Cuadrado, quien también ha pedido la ampliación del recorrido del Kbus para dar servicio al colegio y al ambulatorio de Rontegi.
Además de celeridad para abordar las necesidades detectadas, y de un mantenimiento adecuado de los elementos, esta asociación, que actualmente cuenta con unos 450 socios y cuyo objetivo no es otro que visibilizar sus distintas realidades a nivel social y luchar por la integración, pide mejoras a nivel de transporte. «El tren en Barakaldo no es accesible, en el bus muchas veces hay falta de espacio, y en el metro estamos teniendo problemas que antes no teníamos, al margen de la separación con el andén, por la diferencia de altura con los vagones», algo que también destacan los miembros de la asociación Parkinson Acapk, con la que comparten su local desde hace dos años.
A pesar de todo esto, lo que realmente reclaman desde Codisfiba es respeto y empatía. «Tener una discapacidad no es nada contagioso, y nadie está libre de tenerla, bien sea permanente o temporal. Queremos que se nos vea como a uno más, que se nos tenga en cuenta. La discapacidad puede marcarnos un ritmo, pero somos ante todo personas. Y además, todas las mejoras en accesibilidad y en la adaptación de las ciudades, luego redundan en el bien de todos», remarcan.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.